viernes, 3 de septiembre de 2021

Deidades Incomprendidas, Capítulo 9: Chernobog

Como ya anuncié en mi anterior capítulo sobre deidades con mala publicidad, este va a ser el último de la serie. He hablado de dioses demonizados por la cristiandad, tanto en el sentido figurado como en el literal, por la gente del pasado y de distintas épocas más cercanas a la nuestra. Y hoy os hablaré de un dios que ha sido prácticamente olvidado, y que Disney convirtió en un demonio, todavía está por verse si por accidente o a sabiendas: Chernobog, supuesto dios de la mala fortuna.

Representación pictórica moderna de Bielbog y Chernobog

Subrayad ese “supuesto” porque aquí viene la parte divertida del tema: ni siquiera estamos seguros de que Chernobog existiera de verdad como una deidad eslava. La primera referencia que tenemos de él y de su supuesto gemelo benigno Bielbog es en el Chronica Slavorum de Helmold de Bosau, un sacerdote e historiador sajón que vivió en el siglo XII. La referencia que encontramos es una frase en la que habla de un rito en el que los eslavos pasaban un cuenco y lo maldecían, mencionando a dos dioses, uno bueno que trae buena fortuna, y otro malvado que trae infortunios. No menciona el nombre del dios majo, pero sí del dios malvado, y dice que lo llaman Diabol o Zcerneboch. Y diréis que todo parece bastante específico y correcto, pero el problema aquí es que, para empezar, cuando este tipo escribió la historia, esa zona llevaba cristianizada algo así como… ¿dos siglos? Es decir, que cabía la entera posibilidad de que hubiera escuchado campanas y no supiera donde, o, peor aún, que se lo hubiera inventado por entero. Teniendo en cuenta lo que estoy leyendo ahora (la traducción de la versión en prosa del José de Arimatea de Robert de Boron y la traducción de la Historia del Grial que forma parte del Ciclo de la Vulgata), la segunda parte no me extrañaría en absoluto, y más viendo que había usado “Diabol” como nombre. Cualquiera con medio minuto de conocimiento en latín puede ver lo que está pasando aquí.

También en este caso hay que tener en cuenta la meta que perseguía el Chronica Slavorum, porque una meta tenía. En concreto, se suponía que era la historia de la conquista y conversión de los eslavos polabios, una serie de pueblos eslavos que vivían a lo largo del río Elba, en la zona de la Alemania Oriental, entre el mar Báltico y los Sudetes, y llegando a la frontera con Polonia. La intención principal era demostrar cómo la fe cristiana y la cultura alemana había enraizado en estos pueblos. Así que obviamente, lo que fuéramos a leer así ya de entrada habría que tomárselo con un granito de sal.

Y vamos a ver, lo que conocemos ahora mismo de la religión eslava, o más bien las múltiples creencias eslavas, provienen de extrapolaciones de textos en su mayoría cristianos, antiguas costumbres ancestrales de ciertas zonas eslavas, y restos arqueológicos. Se sabe, con un nivel de certeza aproximado, que las mitologías eslavas bebían de una religión previa proto-indo-europea, y que se vieron afectadas por otras culturas cercanas dependiendo de la situación geográfica de los respectivos pueblos. Los eslavos rusos, por ejemplo, se vieron influenciados por los pueblos urálicos (la gente que hablaba el idioma urálico), mientras que los conocidos como eslavos del sur tuvieron más influencia de los balcánicos, los frigios y los tracios. También hay una obvia influencia con la religión proto-indo-iraní, lo que acabaría transformándose más adelante en el Zoroastrismo. De hecho, muchas palabras religiosas eslavas tiene una fuente común con palabras iraníes. Resumiendo: aunque había una base general que era común a todas las creencias entre pueblos eslavos, las distintas influencias recibidas volvieron aquello en algo que se podría asemejar a las creencias de los distintos pueblos nativos de Australia: cada pueblo tenía su propia mierda.

Chernobog en los Persona
Me gustaría hablar de esas cosas que tenían en común estas diferentes creencias eslavas, pero la cosa está en que la información de por sí es contradictoria, y las fuentes que se poseen son escasas y en cierto modo están ya de por sí corruptas, por lo que ni los propios expertos se ponen de acuerdo en qué deidades eran importantes o no. Si tenemos que hacerle caso al Chronica Slavorum, existiría un dios creador que estaría por encima de todo, por debajo de él habría una pareja de dioses (que técnicamente serían Chernobog y Bielbog/Belebog), y por debajo de ellos habría toda una pléyade de deidades y espíritus. Pero esto parece ir en contra del hecho que las dos deidades con apariencia de ser las más importantes de acuerdo con los restos arqueológicos encontrados sean Perun (dios del rayo y de la guerra) y Veles (un dios ctónico, y por tanto relacionado con los muertos, aunque no queda muy claro de qué va). Los propios expertos en el tema parece que no se han puesto de acuerdo todavía en la autenticidad de la existencia de Chernobog y su supuesto hermano, y las discusiones son complejas, las interpretaciones múltiples, y en general esto apesta a posible invención tomada en serio. No, de verdad, leer escritos medievales de los siglos X a XII te abre mucho los ojos.

Si tenemos como sincera la cosmología presentada por el Chronica Slavorum tendríamos entonces que el propio sacerdote que lo escribió estaba admitiendo la demonización a la que estaba sometiendo a Chernobog, toda vez que la dicotomía de los dos dioses bajo el supuesto dios creador no representa bien contra mal, sino aspectos contrapuestos, donde Bielbog representaría el cielo, la masculinidad y la luz creciente, mientras que Chernobog representaría la tierra, la feminidad y la luz menguante. Lo cual implica también un bonito cambio de sexo en algún punto de la carrera. También implicaría que, más que ser un dios del infortunio, nuestro amigo el “Dios Negro” se acercaría más a ser un dios ctónico, poniéndole en una situación similar a Hades. Por otro lado, podría tratarse de un caso como el de Febris (diosa romana de la fiebre) o de Serqet (diosa egipcia de, entre otras cosas, los escorpiones), en el que la deidad, más que representar lo negativo, se encargaba de proteger de dicha cosa negativa. De todas formas, como ya he dicho, todo esto es según un escrito cristiano dos siglos posterior a los hechos narrados, y con una fiabilidad tirando a baja.

Y la verdad sea dicha, todo esto sería una discusión de expertos que solo miraríamos los cuatro grillaos a los que nos gusta la mitología más que comer con los dedos, de no ser porque en un momento dado alguien del siglo XX decidió retomar el tema. Esta vez, da la casualidad que el culpable es Disney.

Chernabog según la película Fantasía
En 1940 salió a la luz Fantasía, la tercera película de larga duración de Disney. Para los que no la hayáis visto, se trata de una serie de segmentos de animación que acompañan a piezas de música clásica. La película en sí es interesante, la música es preciosa, y hay que admitir que hicieron un buen trabajo. Especialmente teniendo en cuenta que no estaba planeada en absoluto: surgió porque un corto para Silly Symphony (la colección de cortos de animación con base musical) se les había ido de presupuesto. El corto en concreto era El Aprendiz de Brujo, que había sido ideado para que la mascota de la compañía, Mickey Mouse, recuperara algo de la popularidad que estaba perdiendo. Pero dejando esto de lado, porque ni nos va ni nos viene, lo que nos importa es el final de la película.

El segmento de animación final en Fantasía combina dos piezas musicales: Noche en el Monte Pelado, del compositor ruso romántico Modest Mussorgsky, y el Ave María de Schubert. En la primera parte del segmento, la que corresponde a Noche en el Monte Pelado, se puede ver cómo el pico de un monte resulta ser una especie de ente demoníaco en el aspecto más típico que uno podría encontrarse: de color negro, como alas de murciélago y cuernos en la cabeza. Este personajes es Chernabog. Sí, con a. El nombre ni siquiera está escrito bien, para colmo de desgracias. Por supuesto, toda la parte del segmento correspondiente a esta pieza va de diablillos y fantasmas montándose una fiesta, hasta que llega el amanecer y todos tienen que retirarse (que es el momento en que empieza a sonar el Ave María). La cuestión está en que la narración, y posteriormente el propio Disney, asociaban a este personaje con “el mismo Satán”. ¿Por qué decidieron llamarle de otra manera si decían que era Satán? No tengo ni idea. ¿Por qué se decidieron por Chernobog? Tampoco tengo ni idea, aunque he de suponer que buscaron cosas eslavas porque el autor era ruso, se encontraron con alguna mención a este dios, y tiraron por la calle de en medio. Los estadounidenses lo de respetar las mitologías ajenas o hacer siquiera el esfuerzo de informarse de ellas lo llevan mal tirando a fatal.

Czernobog en la serie American Gods
Que esto podría haberse quedado ahí, en una muestra más de una patada a la mitología habitual, de no ser porque el personaje se volvió tremendamente popular. Chernabog forma parte de uno de los shows de los parques de atracciones de Disney, y ha aparecido con posterioridad en otras obras de animación como uno más de los villanos. A la larga esto ha llevado a que aparezca en otras historias, generalmente representado como un demonio antes que como un dios. Esto es especialmente cierto en el tema de los videojuegos, donde la imagen del demonio es constante. Cierto es que no todas las obras lo tratan de esta manera: en American Gods es representado como un dios de la muerte que trabaja de carnicero y es presentado en una luz positiva, y, para mi sorpresa, en Marvel forma parte de un grupo de superhéroes ruso que no es vuestro típico “malvado grupo soviético”. Pero estas representaciones son las menos, ya que en general en occidente hemos decidido que “oscuridad” y “muerte” significan “mal” pase lo que pase, y la imagen pintada por Noche en el Monte Pelado y Fantasía ha quedado grabada en nuestras cabezas.

Chernobog no es sino la demostración de cómo podemos sacar demonios de la nada. Su existencia como una deidad eslava es dudosa en el mejor de los casos, y aunque no fuera dudosa, la interpretación que de él se hace sí lo es. A pesar de ello, hemos corrido con la idea de que es básicamente Satanás con otro nombre, y no hemos parado todavía.

Y con esto, llego al final de mi serie de Deidades Incomprendidas. Gracias a todos por leerme, ya sabéis que estaré aquí para el mes que viene con algún otro artículo. Y recordad que no tengo problema en atender peticiones sobre temas mitológicos, de fantasía y demás cosas. Si queréis que hable de algo, sean ya pobres dioses denostados, otros que no lo son, o de dónde salen según que ideas, no dudéis en dejar un comentario. Así que, hasta la próxima, ¡nos leemos!

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