domingo, 30 de agosto de 2020

52 Retos de Escritura (XXXV): Fases lunares

Reto #35: Escribe un relato que ocurra en luna nueva y que este hecho tenga consecuencias para la trama.

 

FASES LUNARES

 

Todo estaba preparado. Había hecho cuidadosamente los cálculos necesarios, y estaba convencida de que todo iba a salir bien. Estaba un tanto nerviosa, pero eso era lo normal, ¿verdad? Nunca había intentado un conjuro tan grande.

Una voz en su cabeza que se asemejaba demasiado a la de su tía Olga, su maestra en las artes mágicas, le decía que algo no estaba del todo bien. Normalmente hacía caso omiso de esa voz, especialmente en lo que se refería a temas de su novio, pero en esta situación era mejor ser precavida. Este hechizo no era un juego.

El lugar era el mejor que había podido encontrar; había pocos lugares de poder en esa ciudad que fueran accesibles a una persona como ella, y aún menos que fueran lo suficientemente discretos, así que las opciones eran limitadas, pero de entre ellas esta era la mejor. El círculo estaba correcto, sin una línea de más, exactamente igual que el del manuscrito que había encontrado.  El día era también adecuado, ya que era un número primo, y había elegido un momento con una buena posición de los astros. Cuando el reloj diera la una, sería el momento de realizar el hechizo. No, todo estaba correcto.

domingo, 23 de agosto de 2020

52 Retos de Escritura (XXXIV): Leyes

Reto #34: Haz una historia con un narrador poco fiable en primera persona, al que acusan de robar bebés.

 

LEYES

 

No pensaba que esto pudiera pasar. Esto era algo que solo les pasaba a los demás, que ocurría en las películas, no en la vida real. Pero ahí estaba yo, con los brazos hacia atrás y las manos esposadas. El policía que me había esposado me tapó la cabeza con una de mis chaquetas y me pegó un empujón para que comenzara a caminar y saliera de mi casa. Abajo, más allá de las escaleras y el portal, me esperaba una nube de periodistas dispuestos a sacar si quiera una foto de cualquier cosa que me identificara para llenar sus estúpidos diarios y noticieros.

Detención ilegal y tráfico de personas, eran los delitos que decían que se me imputaban. Eso era lo que había hecho, según ellos. Retener a menores para luego trasladarlos a ni se sabe dónde, con fines que ni ellos mismos conocían pero que esperaban sacar de mí. Como si yo supiera a dónde habían ido aquellos niños. Había estado siguiendo esas noticias sobre la desaparición de bebés, por supuesto, pero, ¿de dónde sacaban que un tipo como yo podía hacer eso? Si escuchabas las historias, era como si aquel que se los estuviera llevando no fuera ni siquiera humano.

Pero a pesar de todo, ahí estaba yo, de camino a la comisaría, asombrado y asustado a partes iguales. 

domingo, 16 de agosto de 2020

52 Retos de Escritura (XXXIII): Flores amarillas

Reto #33: Escribe un relato que incluya la última palabra del diccionario: zuzón.

 

FLORES AMARILLAS

 

Cuando Teo se derrumbó sobre la mesa de manera tan teatral, el primer pensamiento de Cristina fue que aquello era una de sus estúpidas bromas que solo él encontraba graciosas. El resto de comensales le miraron como si hubieran esperado algo similar y estuvieran esperando a que se levantara. Cuando pasado el medio minuto no se movió, empezaron a mirarse unos a otros, hasta que alguien se levantó y se acercó para sacudirle un poco. Pero ni siquiera llegó a tocarle, en cuanto le vio la cara lanzó una exclamación horrorizada.

—¡Que alguien llame a emergencias!

Aquello había desatado el caos, con la gente poniéndose de pie, gritando y, en general, siendo más un incordio que una ayuda. La verdad, no estaba segura de que ella misma hubiera sido de ayuda alguna, apenas recordaba qué era lo que había hecho, demasiado sorprendida por lo que acababa de pasar. En algún punto debía haber llamado a emergencias, porque la mujer de Teo le había dado las gracias por ello, pero no estaba segura de cuándo o cómo lo había hecho. Tal vez había sido algo automático dentro de ella. O simplemente la escena había sido tan traumática para ella que su mente había decidido que era mejor olvidarla. El caso era que, al cabo del tiempo, llegó una ambulancia y los médicos intentaron reanimarle, sin éxito alguno. Y después de aquello el caos fue aún mayor.

domingo, 9 de agosto de 2020

52 Retos de Escritura (XXXII): La que guarda los campos

Reto #32: Haz una historia ambientada en el entorno rural de un pueblo de Castilla. Recoge alguna de sus leyendas e intégralas.

 

LA QUE GUARDA LOS CAMPOS

 

La ofrenda floral se hacía, como cabía esperarse, en mayo. El tiempo primaveral era impredecible siempre, pero este año los días habían sido soleados, con lluvias relativamente escasas y una temperatura cálida que anunciaba que el verano sería agobiante. Había muchas cosas por las que esto podía ser preocupante, pero en este caso Olaya tenía que agradecer que al menos los caminos estuvieran secos. Para llegar a la ermita, tenían que subir por un camino de tierra que pasaba entre los sembrados, y era un verdadero incordio recorrerlo con zapatos de vestir, no necesitaba además que el camino estuviera embarrado. Aunque hubiera apreciado una temperatura más fresca. El traje de chaqueta que llevaba era obligatorio para aquella ceremonia, y desde luego no era cómodo de llevar cuando hacía calor. El único consuelo que le quedaba era que todos los demás estaban en la misma situación que ella.

—Así que al final no va a venir— dijo Pedro a su lado.

—Supongo que no— replicó ella.

domingo, 2 de agosto de 2020

52 Retos de Escritura (XXXI): Cinco años

Reto #31: Escribe un relato con una gabardina como arma de Chéjov.


CINCO AÑOS


El despacho era lo que uno esperaría encontrar en una serie policíaca en la que saliera un abogado: el amplio y luminoso, con un amplio ventanal delante del cual se encontraba el escritorio. Tras el mismo había una silla de oficina que parecía estar forrada de cuero, y delante de la mesa había dos sillas normales con aspecto de ser bastante cómodas. Una de las paredes estaba cubierta por una estantería que iba desde el suelo hasta el techo, llena de libros sobre leyes. Solo ver los títulos daba sueño. La otra pared tenía una puerta que daba a la sala de reuniones. Había un par de cuadros colgados, obras originales de algún pintor con algo de renombre, seguramente. Al lado de la puerta había un perchero y un paragüero; el primero estaba vació pero en el segundo descansaba un paraguas de color negro con mango de madera. Aún estaba mojado.

—Hace un tiempo de perros, ¿verdad?— comentó el hombre que había entrado delante de él.

—Ciertamente— respondió David, quitándose la gabardina que llevaba y dejándola en el perchero.