sábado, 23 de septiembre de 2017

El planeta que NO se va a estrellar contra la Tierra.

Feliz día del Apocalipsis (otra vez).

Supongo que la gente no habrá estado al cabo de la calle con la última predicción oficiosa de cuándo la Tierra se va a ir a la mierda. Tampoco os lo echo en cara porque supongo que después del fiasco del “apocalipsis” maya, la gente se debe tomar estas cosas aún más a choteo de lo que ya lo hacían. Pero el caso es que se supone que hoy es “ese día”, el día en el que por fin todo se vaya al carajo. Y, por supuesto, yo me estoy riendo a mandíbula batiente porque en este caso el fallo de lógica es incluso más sangrante de lo habitual. Así que voy a compartirlo con vosotros para que os riáis también, que la risa es muy sana y muy necesaria.

Los facepalm también, para qué negarlo.


Empecemos con la susodicha profecía de destrucción. Este año, un tal David Meade anunció que el mundo se iba a acabar hoy, día 23 de septiembre, debido al choque de la Tierra con un planeta invisible llamado Nibiru. La fecha venía dada, según el individuo este, por profecías y pasajes bíblicos, y el eclipse que tuvo lugar en agosto era una señal de que todo se iba a la mierda. Pero Nibiru ha estado en el imaginario de la gente desde hace bastante más tiempo. En concreto, más de veinte años.

Nancy Lieder, la creadora de esta chorrada infernal
Pero al principio, no se le conocía así. El primer nombre que recibió este misterioso (e inexistente) cuerpo celeste fue Planeta X, porque la gente es así de original buscando nombres. La persona que lo mencionó por primera vez fue una mujer estadounidense llamada Nancy Lieder. Esta señora, por decirle algo educado, dijo que unos extraterrestres llamados “Zetas” (porque un extraterrestre usaría de nombre una letra de uno de los alfabetos de la Tierra, por supuesto) se habían puesto en contacto con ella a través del aparato de comunicación que habían implantado en su cerebro. En 1995 anunció que el descubrimiento del cometa Hale-Bopp era una cortina de humo para ocultar que el Planeta X iba a pasar cerca de la Tierra y destruir toda la civilización. Por supuesto, cuando el cometa Hale-Bopp resultó ser eso, un cometa, tuvo que borrar a toda velocidad lo de que era una cortina de humo. Pero en internet las cosas no se pierden tan fácil y es posible encontrar archivos con el escrito original. Porque nada habla mejor de la certeza de tus palabras que tener que borrar la mitad de lo que has dicho antes de que la NASA se descojone de ti en tu cara.

Volviendo a Lieder y su querido planeta, lo describió como de cuatro veces el tamaño de la Tierra, y que la fecha de su aproximación sería el 27 de mayo de 2003, algo que como os podréis figurar no pasó nunca. El efecto del paso del susodicho planeta sería que la Tierra dejaría de girar sobre su eje durante 5,9 días, y que después el planeta básicamente se daría la vuelta, con los polos magnéticos cambiando de posición físicamente, debido a la atracción magnética entre la Tierra y el Planeta X. Esto por supuesto llevaría a la desestabilización del centro magnético del planeta y por tanto a un desplazamiento de la corteza terrestre. ¿Que eso no se corresponde con la forma en el que las fuerzas gravitatorias y electromagnéticas de los planetas funcionan? Es obvio que a la señora que no era capaz de crear un nombre más original para un planeta que el de Planeta X no se iba a molestar en que su creación estuviera de acuerdo con los modelos físicos de la ciencia moderna. Total, no es la primera vez que veo a alguien diciendo gilimemeces sobre las mentiras de la ciencia. Ni será la última, probablemente.

Zecharia Sitchin, D.E.P.
Pero si el nombre que le puso era Planeta X, preguntaréis, ¿de dónde sale lo de Nibiru? Pues sale de un libro llamado The 12th Planet, escrito por el estadounidense nacido ruso Zecharia Sitchin y publicado en 1976. Sitchin era otro conspiranoico, pero de una calaña totalmente distinta a Lieder. Decía que, según sus estudios de la mitología babilónica (patrocinados por la Tanned Balls University), existía un planeta que se acercaba a la Tierra cada 3600 años. A pesar de la órbita completamente ilógica de este cuerpo celeste, estaba habitado, y el acercamiento permitía que los habitantes del planeta interactuaran con los humanos, y estos habrían sido los primeros dioses humanos. Lo cual es irrisorio por completo, por supuesto, pero al menos este no hablaba de la destrucción del planeta. El planeta se llamaba Nibiru o Marduk, y cuando saque el hacha diré por qué esto está mal en el sentido mitológico, pero de momento quedémonos con esos nombres, porque aquí es donde la cascan. Lieder debió en algún momento dado leerse este libro y anunció que sí, que su Planeta X y el Nibiru de Sitchin eran la misma cosa. Os podréis imaginar que Sitchin no estaba contento en absoluto con semejante apropiación de sus teorías, y se quejó amargamente, llegando incluso a publicar un libro en 2007 en el que decía que la última visita del planeta había sido en el 556 a.C., lo cual complicaba un poco las fechas de la supuesta destrucción. Pero nadie le hizo caso y, ahora que el pobre hombre lleva muerto 7 años, no parece que pueda defenderse de los descalabros que están saliendo ahora.

Pero volvamos a Lieder. Su historia se expandió como la espuma. No solo la gente que estaba metida en su página web escribía libros sobre el tema, sus ideas llegaron incluso a Japón, donde ser formó un culto alrededor de ellas, porque los pobres japoneses no han tenido suficiente mierda ya con grupos de chiflados. Cuando faltaba una semana para la fecha escogida, la individua esta salió por la radio diciendo que la gente debía matar a sus mascotas para evitarles el sufrimiento. No sé cuántos la hicieron caso, pero no debió de ser nadie porque estoy medio convencida de que si llegado el día vieras que no hay apocalipsis que valga y has matado a tu querido perro o gato, siendo estadounidense lo más probable es que la hubieras denunciado hasta dejarla en bragas. Por supuesto, la muy caradura, preguntada en una fecha posterior sobre el tema, dijo que no había dicho la verdadera fecha para “despistar a la clase dirigente” porque si daba una fecha real, se declararía la ley marcial y atraparían a la gente en las ciudades, provocando su muerte durante el cambio en los polos magnéticos. Porque tiene todo el sentido del mundo que unos tíos cuya única meta en la vida es sentarse en el trono y llenarse los bolsillos de dinero se vayan a preocupar en otra cosa que en salvar su culo si supieran que hay una situación real de que la humanidad se vaya al traste. Por no hablar del hecho completamente absurdo e inane de que un cambio tan radical como que la Tierra se diera la vuelta de forma repentina solo iba a matar lo que hubiera en las ciudades mientras la gente en el campo estaba de picnic. Pero al igual que con los idiotas que dicen que la ciencia es una falacia, no es la primera vez ni la última que me encuentro con un individuo que ladra sobre el fin del mundo y cuando la fecha pasa se inventa cualquier excusa para tapar el patinazo.

Lo que se supone que va a pasar (titular más falso que Judas Iscariote incluido)
El último intento de esta individua antes de que Meade tomara las riendas fue en el 2012. Aquel fue el año del zambombazo para todas estas teorías sobre la destrucción de la Tierra, más incluso que la que se armó en 1999, todo porque la gente pensó que se acababa el calendario maya y eso quería decir que el mundo se iba a la mierda. Por supuesto, nada de nada porque lo que ocurría era que se cerraba un ciclo grande del calendario, y detrás lo que iba a empezar era un nuevo ciclo, pero ponte tú a explicarle eso a esta gente. En cualquier caso, durante este año, Lieder se subió al carro diciendo que varios líderes mundiales, y en concreto Barack Obama, habían intentado anunciar la proximidad de Nibiru con el sol, pero que no lo habían logrado porque se lo había impedido la “clase política”. Porque los presidentes elegidos democráticamente no son miembros de la clase política. Ya. Pero como ya sabréis, para toda la que se armó con lo del calendario maya, no pasó nada salvo los chistes recurrentes sobre “haber sobrevivido al apocalipsis”. Y desde entonces hasta este momento.

Ya he dicho en multitud de ocasiones que, cuando el mundo se vaya a la mierda, lo va a hacer sin avisar y con todo el mundo en bragas. Si pensáis que vais a calcular cualquier destrucción a través de los escritos de gente que debería haber comercializado la mierda que fumaba (y si creéis que el Apocalipsis es malo, eso es que no habéis leído el libro de Enoch, eso sí que es un tripi y lo demás son tonterías) vais dados. Pero si aún así necesitáis que os convenzan, tengo unos cuantos argumentos más aparte de que lo que dicen estos tipos son chorradas.

Empecemos por los “estudios” del señor Sitchin sobre Nibiru. En Babilonia, “nibiru” como palabra se usaba para denominar al equinoccio de otoño y a todos los elementos asociados al mismo. Lo cual viene a decir que sí, habrá un “nibiru” hoy, 23 de septiembre… o no exactamente, porque en realidad este año ha tocado el 22 si no me acuerdo mal, pero la fecha es lo suficientemente próxima, supongo. El caso es que “Nibiru” también era el nombre de una estrella. En concreto era la estrella del dios Marduk. Y aquí ya tenemos el primer patinazo porque el planeta no se llamaría Marduk, porque Marduk es el nombre de un dios, y por lo tanto sería el nombre de uno de sus “astronautas de la antigüedad”. Porque no veo por qué Marduk puede ser un planeta y Ereshkigal o Inanna no pueden serlo. Ya vemos que nuestro amigo no va muy bien de mitología babilónica. Así que no debería pillarnos por sorpresa que los historiadores y arqueólogos, haciendo caso de los documentos hallados en tablillas cuneiformes, tengan perfectamente localizado Nibiru… o lo tendrían, si los propios babilonios se aclararan, para empezar. Puede que fueran unos ingenieros de la hoxtia, pero en cuestión de astronomía los egipcios les daban de patadas en la cabeza. El resultado es que lo que ellos consideran una misma estrella en realidad son varias. Esto también pasa en concreto con la estrella de Ea, que siguiendo las descripciones de Enuma Elis, podría tratarse de la constelación de Vela, de Fomalhaut (la estrella más brillante de Piscis Austrinos) o de Venus. En el caso de Nibiru, en general parece que se refiere al planeta Júpiter, que aparecía en el punto indicado en el equinoccio de otoño (¿veis aquí la temática?), pero también podría tratarse de Mercurio. Uno de los estudiosos ha formulado la posibilidad de que Nibiru sea en realidad cualquier astro con una relación con cualquiera de los dos equinoccios.

El cometa Hale-Bopp, el primer "Nibiru que no se cargó la Tierra"
Me gustaría recordar en este momento que de los planetas que se pueden observar desde la Tierra a simple vista, el más alejado es Júpiter. El telescopio, y la capacidad para detectar a los planetas más allá de su órbita, no llegaría hasta muchos, MUCHOS siglos después. Así que no es posible que nuestros antepasados vieran algo que nosotros no somos capaces de localizar en el espacio, sobre todo cuando hemos llegado a conseguir pruebas de cómo se formó el universo, para empezar. Incluso si eran unos negados en astronomía, los babilonios le daban nombres a las estrellas en el firmamento, y Nibiru solo podía ser una de ellas. Milagro es que no acabara siendo Sirio, o algo del palo.

Ahora que ya hemos fijado el hecho de que Nibiru no existe, al menos no como otra cosa que no sea Júpiter, Mercurio y cualquier otra estrella que les saliese de las endivias a los babilonios, vamos a centrarnos en el tema del Planeta X.

La primera y principal: no hay un planeta que pueda tener una órbita como la descrita por estas personas. Y no lo digo yo. Lo dice el astrónomo Mike Brown, el grandísimo hijo de mil padres matusalénicos que convirtió a Plutón en un “planeta enano”, y alguien que lleva peinando la zona más allá de la órbita de Neptuno buscando nuevos descubrimientos bastante tiempo. El señor Brown ha dicho abiertamente que, de haber existido un planeta con la órbita que dice Lieder, habría durado en el Sistema Solar un millón de años como mucho antes de que la gravedad de Júpiter le metiera una patada en el culo y lo enviara fuera de la galaxia. En una entrevista allá por el 2009 dijo que, aunque no descartaba que hubiera algo del tamaño descrito más allá de la órbita de Neptuno, su órbita tendría que estar en quinto carajo para que su fuerza gravitacional no afectara a ninguno de los elementos ya descubiertos. También que si un cuerpo se moviera a la velocidad que proponían estas encantadoras personas, saldría de órbita y acabaría escapando de la misma galaxia.

Pero si no creéis a este astrónomo por ser un supuesto “nisu”, ¿creeréis a Carl Sagan? Pues en respuesta a cierto individuo sobre la detención y luego puesta en marcha de la Tierra en caso de cruzarse con el dichoso planeta, o lo que fuera, dijo que en el caso de que la Tierra se “detuviera” (entendiendo por esto que se eliminaría su movimiento de rotación), lo que pasaría sería que las temperaturas se elevarían, tanto como para hacer hervir los océanos, pero que no iría más allá. También que si la Tierra detuviera su rotación, sería incapaz de retomarla, porque hay una cosa llamada “ley de la conservación del movimiento angular” que dice que sin ayuda externa, una cosa no empieza a moverse porque sí. Vamos, que lo de la Tierra dando vueltas de forma caótica… como que no. La física no funciona así.

V838 Monocerotis, estrella "acusada" de ser Nibiru (no lo es)
Eso no ha detenido a los conspiranoicos, por supuesto, porque una vez te metes en ese tipo de asuntos rara vez te paras a razonar y a decir “ostrás, he metido la pata hasta el cuezo, quita, quita”. A parte del tema del Planeta X, que no existe, han dicho que distintos elementos que han sido descubiertos o sobre los que se ha teorizado son el Nibiru de las napias. Esto incluye Hercolubus (el nombre que le dio cierto tipo a la Estrella de Barnard, una enana roja a 6 años luz de la Tierra), Nemesis (una estrella de la que todavía no se sabe si existe siquiera para empezar), Eris y Sedna (dos planetas enanos más allá de la órbita de Plutón, que ni de coña se acercan a menos de chorricientas UA), Tyche (un gigante gaseoso teórico cuya existencia ha sido desestimada), los cometas Elenin e ISON (que por supuesto ni siquiera pudieron ser considerados peligros para la Tierra) o el asteroide 2016 WF9 (que, al igual que los cometas, se acercó y alejó sin pena ni gloria). Como era de esperarse, ninguno se ha estrellado contra la Tierra ni va a hacerlo en un futuro próximo, en el caso de que estos objetos siquiera existan.

El retorno de esta teoría se debe probablemente al “descubrimiento” de un nuevo planeta, que podría tener el tamaño de 10 veces el de la Tierra, por parte de Mike Brown (sí, el tipo de antes) y su colega Konstantin Batygin. Lo cual ha llevado a todos esos conspiranoicos a gritar a los cuatro vientos que la NASA confirmaba la existencia de Nibiru… Solo que no. Lo que Brown y Batygin han hecho es formular una hipótesis a través de la observación de los cambios en las órbitas de ciertos elementos del Cinturón de Kuiper y de modelos matemáticos realizados por el ordenador. Para empezar, es necesario que otros científicos confirmen que los modelos son correctos y que no se han cometido errores de cálculo ni cosas similares. Y una vez se haya confirmado esto, habría que intentar encontrar el susodicho planeta con el telescopio para confirmar su existencia. Lo cual quiere decir que no, no se ha descubierto un nuevo planeta, solo la posibilidad de que haya uno. Que, por supuesto, no es Nibiru. Y espero que, de existir, no lo llamen Planeta X porque entonces me sentiré insultada. Si se demuestra su existencia, espero que lo llamen Minerva, porque me niego a que mi diosa grecorromana favorita tenga solo un asteroide de mierda. ¡¿Me oís, señores de la NASA?! ¡¡Si existe otro planeta se tiene que llamar Minerva!! ¡¡Y si tiene lunas, se tienen que llamar Aracne, Ulises o Nike!! Vale, vale, ya dejo el modo reivindicativo.

Volviendo a lo que nos ocupa: no, la Tierra no va a ser destruida hoy. No por un planeta extraviado, al menos. No pienso hacer apuestas sobre los dos pantuflos sentados en los sillones de Estados Unidos y Corea del Norte, aunque espero sinceramente que a los dos les dé un cólico que los deje medio muertos durante el resto de sus respectivos gobiernos, a ver si así nos dejan en paz a los demás. En cualquier caso, lo importante es leer a gente que sepa de lo que habla, y no a los primeros grillados de turno. Lo digo porque los pobres astrónomos están hasta los mismísimos baudios de recibir preguntas sobre si la gente debe asesinar a sus hijos y a sus perros porque un planeta va a caerse encima suya. Poniéndome en su piel, no es nada agradable y los pobrecitos seguro que agradecen que les dejéis hacer su trabajo en paz.

Así que, a la espera de la siguiente predicción estúpida y obviamente fallida sobre la destrucción de la raza humana tal y como la conocemos, permitidme que repita una vez más: ¡feliz día del Apocalipsis!

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