jueves, 28 de junio de 2018

Desbarajustes artúricos...

...o por qué no se me debe dejar cerca cierto tipo de libros.

Hace tiempo, se me ocurrió una especie de proyecto personal: leer todo lo que pudiera encontrar de la leyenda artúrica, desde el primer documento que hubiera existido hasta el último. La idea era hacer esto para escribir una historia que cristalizara la esencia más pura. Lo primero que hice fue conseguir un listado de obras, desde la más temprana hasta la más tardía, en la que se mencionara al rey Arturo, y buscarlas en internet. El problema es que la cosa era más complicada de lo que podía parecer. Para empezar, aunque los textos antiguos están libres de derechos y por lo tanto debería haber sido posible descargarlos, no todos ellos estaban digitalizados. De hecho, el número de textos digitalizados no llegaba a la mitad. Así que lo de “cristalizar la esencia” de la leyenda artúrica era algo que no iba a poder hacer ni de coña marinera. Pero ya que tenía un buen número de libros, y en concreto aquel en el que aparecía la primera mención escrita jamás hecha del rey Arturo, al menos podía leerlos y conocer algo mejor el tema, que es algo que siempre viene bien. Sobre todo cuando algunos se ponen merluzos con respecto a cierta versión genderbent. Si supierais, hijos midos.

El caso es que comencé a leer los libros, y al tercero la cosa empezó a volverse… ¿interesante? ¿Divertida? ¿Digna de un facepalm? Lo que sea, el resultado es que he descubierto cosas, y como creo que a alguien le harán gracia mis reacciones, pues aquí os dejo mis comentarios y apuntes con respecto a mis encontronazos en esta aventura artúrica. Amantes de la pseudohistoria, absteneos, no vaya a ser que tanto texto de la Alta Edad Media como voy a manejar por aquí os deje mirando para Antequera.

Arturo derrotando a los sajones, por John Casell. Vamos a tener bastante de esto en este artículo.