Volvemos
después de mucho, mucho
tiempo para seguir con el relato de nuestra partida de Pathfinder. En el último
capítulo, dejamos a nuestros protagonistas tras haber eliminado la amenaza
pirata. Aquí es cuando las cosas comienzan a ponerse interesantes.
Una vez vuelven de su
última
aventura, los personajes deciden investigar el diario del capitán. En concreto,
Rama es el que consigue descifrar más cosas del tomo, aunque todos colaboran en
la medida de lo posible. En general, la primera parte del diario consiste en
fórmulas mágicas, pero en un punto dado cuatro años antes encontró a alguien a
quien el tipo este se refería como su “maestro”. Por lo que puede ver, el ego
del tamaño de un barco y la megalomanía galopante crecieron de forma
exponencial con la llegada de este individuo. Aparte de esto, encuentran
pruebas de que existe un nexo entre los piratas y el líder de la revuelta
vanara.
Además de los intentos de
descifrar el diario, Toshi decide acercarse al puerto a investigar, a fin de
encontrar alguna pista que ate a Ibrama con los piratas. Lo que descubre es que
hay una familia muy concreta que es la que más ha salido ganando con el tema.
Por desgracia, parece un callejón sin salida, pero Toshi comparte la
información con los demás, porque nunca se sabe.
Tras un par de días intentando sacar
algo en claro, Rama recibe una invitación para él y su séquito en uno de los
jardines del palacio del gobernador. Podéis imaginaros la cara de todos cuando
acuden y se encuentra con que quien les ha convocado es el líder de la guardia
del gobernador, un tengu que responde al nombre de Kuroba. El jefe sabe que los
personajes tienen el diario del capitán pirata y él lo quiere para conseguir
pruebas de quién está detrás de todo el percal. Por supuesto, el grupo acepta a
cambio de que ellos también puedan acceder al mismo cuando lo necesiten. Pero
esto no es lo único de lo que Kuroba quiere hablar con ellos.
La “pequeña revuelta” de
la que habían oído hablar no es tan pequeña como se daba a entender. Está
liderada por un vanara druida, Yin Tianshui[1], que está ganando un montón de adeptos entre la población
descontenta. Se habrían encargado del tema antes, pero han tenido un montón de
problemas con los piratas, y con una alianza de hombres lagarto que sale
mencionada en el diario del capitán. Lo que Kuroba quiere es que los personajes
investiguen el tema de Yin Tianshui, ya que tendrán menos problemas y llamarán
menos la atención. Cuando aceptan (porque a fin de cuentas aquello parecía el
siguiente paso a dar, y no se desprecia a un aliado así como así) les comenta
que tiene un contacto en una aldea cercana que les podrá contar más.
Mientras están preparándose para
el viajecito, aparece Hiiro, el inquisidor humano de la primera partida. Tras
explicarle la situación y pedirle algo de ayuda, se une al grupo para impartir
justicia, incluso si su especialidad es cazar monstruos[2].
Nuestros aguerridos
aventureros marchan hacia la aldea que les han indicado, y por el momento no
encuentran problema. Consiguen hablar con el hombre de Kuroba, que les cuenta
que la secta de Yin Tianshui está reclutando a todos los jóvenes que
pueden para que se unan a ellos. Esto lo hacen sus alumnos por norma general,
porque él no se deja ver, y nadie salvo la secta sabe dónde va a aparecer. Por
suerte, sus aprendices no son tan esquivos, y se sabe que uno va a dirigirse a
la gente de un pueblo próximo. Por supuesto, ese es el siguiente destino.
Al llegar se
encuentran con que el alumno del mono nacionalista está dando una arenga a
los aldeanos. Viendo que los ánimos se están caldeando, deciden que es mejor no
intervenir y se alejan de momento. Mientras siguen investigando, se topan con
unos aldeanos que están maltratando a un
monje vanara. Cuando acuden en su ayuda, los aldeanos se dispersan. El monje,
más allá de unas magulladuras, parece estar bien. Les explica que reside en un
monasterio cercano. Normalmente no se llevaban mal con los aldeanos, pero de un
tiempo a esa parte las relaciones se han ido agriando. Les pide a los
personajes que le acompañen al monasterio para ayudar, cosa que aceptan sin
mayor problema.
Cuando llegan, son
recibidos por el abad, un vanara, que les acaba de explicar la situación: hace un tiempo,
Yin Tianshui envió a sus hombres para solicitarles que se unieran a su causa de
derrotar al gobierno tengu. Los monjes no querían tener nada que ver con la
política, así que se negaron a ello. Pero entonces los individuos estos
decidieron poner a los pueblerinos en su contra. El abad, de nombre Senji, les
dice que la única razón por la que esto ha surtido efecto es por la pérdida de
confianza que han sufrido los religiosos, debido a un supuesto error que se
produjo durante un festival religioso hace cosa de tres años. Después de que
esto tuviera lugar, se produjo una sequía terrible que arruinó las cosechas.
Cuando Yin Tianshui apareció, trajo la tan necesaria lluvia, un poder que no
debería haber tenido, incluso siendo un druida, y volvió a los aldeanos contra
todos los religiosos por haber traído la desdicha. Usa además este poder para
tener a las aldeas controladas y que no se revuelvan contra él.
Para Senji es además un tema personal
porque Yin Tianshui es su hermano. Cuando se unió a los druidas era una buena
persona, si bien un tanto extremo en algunas de sus miras, pero tras una
temporada desaparecido, cambió por completo.
Cuando le preguntan
sobre dónde encontrar al mono nacionalista, Senji les comenta que
nadie salvo sus alumnos sabe dónde va a estar. La mayor parte del tiempo la
pasa escondido, y no hay ningún patrón definido en sus apariciones. Así que si
quieren encontrarle, primero tendrá que sacar información de sus alumnos.
Piensan que pueden encontrar uno cerca, así que deciden descansar para ir al
día siguiente con fuerzas renovadas.
Mientras descansan,
Xiao decide investigar en la biblioteca del monasterio. Durante dicha
investigación descubre que la región está protegida por un dios dragón
con varios hijos, los cuales se ocupan de cuidar el río. La ceremonia que se
celebra cada año y que falló hace tres consiste en un peregrinaje y una
ceremonia en los templetes dedicados a cada uno de los susodichos hijos. No les
queda más remedio que sospechar que hay juego sucio, pero como no hay más
pistas lo dejan para más adelante.
Al día siguiente parten
en busca del alumno de Yin Tianshui. No tardan demasiado en encontrarlo, junto
con su “sequito”; están acampados en una zona cercana a un pantanal. El grupo
decide intentar acercarse de manera sigilosa, a pesar del más que posible
fracaso de la maniobra. Curiosamente, el que causa que les descubran es Rama,
que tropieza con el dobladillo de su túnica[3]. Comienzan un combate en el que, salvo otro traspiés de Rama con el
susodicho dobladillo[4], todo sale bastante bien. El alumno de Yin Tianshui intenta
escapar, pero Xiao le cae encima y le deja K.O.. Con unos cuantos prisioneros
en su poder, deciden volver a la capital para interrogarlos.
De vuelta en la
ciudad, una vez Kuroba pone a buen recaudo a los prisioneros, Rama interroga al
druida. Tras un cierto tira y afloja, averigua que Yin Tianshui está ocultando un
ejército de vanaran en un valle escondido, cerca del río. El ejército está
preparado para asaltar la capital de la provincia, y el mono nacionalista, que
suele pasarse a menudo por allí, va a regresar en unos pocos días para dar la
orden de marchar. Kuroba les comenta que es imposible reunir y movilizar a las
tropas a tiempo para detener al ejército en el valle. Lo único que se puede
hacer es que el grupo se infiltre en el campamento y se quiten de en medio al
líder. Sin él dando coba, los pueblerinos se volverán a sus casa y todos tan
felices… salvo que la misión es alo así como que suicida. Pero como nadie
quiere una batalla campal, aceptan ir a eliminar al tipo. Para ayudarles,
porque es feo es de mandarles a la misión suicida sin colaborar un poquito,
Kuroba manda con ellos a dos de sus hombres, un par de tengu de nombre Yi Yi y
Gu Yi.
Para evitar que los
seguidores del mono nacionalista se den cuenta de lo que pretenden, y para ver
si logran de paso que van solventar el problema de la sequía, deciden disfrazar
el viaje hasta el valle como si fuera una peregrinación por los templetes. En
cada uno de los santuarios que encuentran, Ayumi realizar el ritual requerido.
Durante la mayor parte del viaje todo parece ir bien, y no hay muestras de que
Ayumi haya realizado mal el ritual… Pero al llegar al último santuario antes
del valle, la oráculos se da cuenta de que la sensación es distinta, como si en
el santuario no hubiera nada. Cuando investigan un poco más, observan que hay una
grieta enorme que recorre el templete de parte a parte, y a todos les queda una
terrible sospecha de cómo Yin Tianshu ha conseguido los poderes que está
usando. Reemprenden su viaje, ahora con el objetivo añadido de averiguar qué ha
pasado con el hijo del dios dragón.
Por fin llegan a la
zona que da acceso al valle. Antes de acercarse, ven un puesto de guardia en lo
alto de unos árboles. Tienen claro que tienen que acabar con los guardias
antes de que den la voz de alarma, pero antes tienen que acercarse en sigilo.
Para sorpresa de propios y extraños, hasta el gato en armadura pesada consigue
llegar sin que los guardias se den cuenta de que están ahí[5]. Luego, entre Yi Yi y Gu Yi atacando desde el aire, Hiiro,
Ayumi y Rama flecheando a todo lo que se movía, y Toshi y Xiao trepando árbol
arriba para rematar a lo que quedara vivo, logran su objetivo de no ser
descubiertos… de momento.
Cuando por fin
alcanzan el campamento, comprenden que la amenaza es mucho mayor de lo que
aparenta: no solo tienen muchos más hombres de los esperados, sino que
además tienen teppo[6]. Va a ser muy complicado pasar sin que los descubran, y no
tiene pinta de que puedan ganar una batalla de ese estilo. Yi Yi y Gu Yi se
ofrecen para montar una distracción, y se separan del grupo. Poco
después se produce un revuelo enorme que les permite rodear el campamento sin
ser detectados, hasta que alcanzan la pared al final del valle.
Allí hay tres entradas a
unas cuevas guardadas por varios soldados. Por desgracia, no pueden acercarse a
ellos sin descubrirse, y la distancia es demasiado grande como para cargar. Al
final optan por atacar a distancia, mientras Toshi y Xiao intentan enzarzarse
en combate cuerpo a cuerpo. La táctica funciona y logran deshacerse de los
guardias con relativa facilidad. Investigan las entradas y descubren que dos
dan a almacenes de comida y armas. Durante un rato discuten qué es lo que
deberían hacer con los almacenes, pensando que deben destruir las armas y
llevarse la comida. Pero como no tienen tiempo, deciden dejarlos estar, y se
dirigen a la tercera cueva, que se adentra en la montaña.
Por supuesto, por
dentro es el típico laberinto de cavernas, pero hay un camino marcado, así
que no tienen que esforzarse demasiado en encontrar la dirección correcta. De
pronto alcanzan una caverna que está dividida por una enorme grieta en el
suelo. Al fondo de la grieta hay un río subterráneo que sospechan está lleno de
bichos que estarían encantados de comérselos. Un estrecho puente colgante cruza
la grieta, y al final del mismo al otro lado alguien ha construido una especie
de fortín. Desde la muralla hecha de troncos, un vanara que dice ser Li el
Amable les suelta una perorata sobre lo poderoso que es su señor, del que él es
consejero, seguido del discurso típico que puede esperarse de este tipo de personajes[7]. Lo malo del caso es que está flanqueado por
nosecuantos arqueros que parecen dispuestos a coserles a flechas. Toshi
consigue convencerles de que tengan un combate por campeones para conseguir el
derecho a pasar, y envían a un vanara enorme que va desarmado.
La pelea tiene lugar
sobre el puente. Toshi comienza el ataque que no solo conecta, sino que deja a
su adversario tiritando. El vanara intenta atrapar a Toshi en una presa con
toda la intención de tirarle al río al fondo de la grieta, pero el hombre
gato logra zafarse y de una nueva torta le deja K.O.. Cuando se vuelve hacia la
gente del fortín y les pregunta que dónde está su “amigo”, se dan cuenta de que
el tipo intentaba escabullirse, y le trincan y atan ellos mismos. Les explican
a los protagonistas que no son más que labradores, y que la única razón por la
que estaban allí era porque debido a la sequía no tenían nada que comer y les
habían prometido víveres. El grupo les informa de dónde está el almacén de
víveres que han encontrado y les dejan marchar. A Li el Amable le amordazan y
se aseguran de que no puede escapar, antes de seguir adelante.
El camino va en una
pendiente ascendente, y de pronto desemboca en una nueva caverna llena de
estalagmitas y estalactitas. Usando algunas columnas naturales, alguien ha
construido unas celdas, y la mayoría de ellas están ocupadas. Cuando
comprueban quienes están encerrados, casi todos son vanaran que han sido
apresados por no colaborar con Yin Tianshui. Mientras los van liberando, Toshi
encuentra que una de las celdas está ocupada por un goblin. Entre Hiiro y él le
interrogan, y averiguan que era el jefe de una tribu que vivía en estas cuevas.
Un buen día, Yin Tianshui llegó, masacró a su tribu y a él lo encerró allí.
Tras una discusión con Hiiro, Toshi libera al goblin, considerando que él solo
no puede hacer anda y que no tiene nada que ver con el tema. El goblin no es
que sea muy agradecido, pero se marcha sin dar más problemas.
Una vez liberados los
prisioneros, continúan subiendo, hasta que encuentran una salida. Esta da a un
punto entre dos cimas de las montañas. La zona está despejada salvo por una
jaula dentro de la cual hay lo que parece un hombre joven que está macilento y
con un pie en la tumba. Sin embargo, antes de que puedan acercarse a ayudarle,
unas nubes cubren el cielo y desde el aire hace su entrada triunfal Yin
Tianshui, el mono nacionalista.
Por supuesto, no
viene solo, sino acompañado de todo un séquito que incluye a dos de sus aprendices,
un mercenario armado con un teppo, otro con un arco compuesto, y varios vanaran
más armados con arcos normales. El propio Yin Tianshui va cubierto con una
armadura que parece hecha con escamas de dragón. Y no contento con su entrada,
decide dar el típico discursito de megalomaníaco barato que hace que el grupo
decida que el tipo tiene el ego del tamaño del valle[8]. Pero, según acaba su diatriba, activa la armadura, absorbiendo la
energía del prisionero. Entendiendo lo que eso significa, los personajes se
lanzan a por su cuello.
Sin embargo, el
primero en actuar es el mono nacionalista, que invoca un muro de viento que les
protege a él, al tirador y al arquero de los ataques de proyectiles.
Acto seguido, sus alumnos lanzan un hechizo de enredar que cubre el suelo entre
su grupo y el de nuestros aguerridos héroes. Hiiro, Ayumi y Rama intenta atacar
desde la distancia a los alumnos del mono nacionalista, con más bien pocos
resultados. Toshi y Xiao deciden cargar para enfrentarse a los dos druidas
adelantados. Xiao consigue su objetivo y cae sobre su víctima, pero Toshi queda
atrapado por las enredaderas que cubren el suelo. Eso hace que sea víctima
fácil para el tirador, que le mete un buen trallazo. El arquero, mientras
tanto, intenta limpiar la fila del fondo. Y, mientras tanto, el resto de
arqueros se dedican a putear a todo el que pueden. La cosa pinta, al parecer,
no demasiado bien para los personajes…
Y de pronto, aparecen
Gu Yi y Yi Yi, acompañados por el abad Senji y varios de los monjes del
monasterio, que habían sido informados de su viaje. Los monjes y los tengo
hacen frente a los arqueros mientras que Senji intenta frenar a su hermano el
tiempo suficiente. Xiao sigue masticando a su druida, que intenta dañarla sin
demasiado éxito, y el resto del grupo sigue atacando a distancia. Toshi,
atrapado todavía por las enredaderas, recibe un ataque del segundo druida que
le capa aún más la vida, y aunque logra liberarse y enzarzarse con el tipo, un
nuevo tiro le fuerza a usar su habilidad de “resolución”[9]. Ayumi logra acercarse a él y curarle antes de
que le pasen más cosas horrendas. Por su parte, Xiao ha dado buena cuenta de su
druida y salta de inmediato a ponerse contra el tirador, que la tiene un poco
hasta las narices. El tipo no la dura demasiado, así que se vuelve a por su
siguiente víctima. Durante su enfrentamiento con el druida plasta que le ha
tocado, Toshi se ve obligado a usar su segunda resolución, pero consigue por
fin deshacerse del dichoso vanara. El abad está cada vez más molido, así que
todos deciden hacerle piñata a Yin Tianshui hasta que Xiao logra que caiga.
Una vez acabada la
batalla, y mientras se atiende a los heridos, el grupo registra a los caídos. Los dos
mercenarios están vivos y son hechos prisioneros. En el cuerpo de Yin Tianshui
encuentran, entre otras cosas, un anillo de esclavitud. Los anillos de
esclavitud van en pares, así que se pueden figurar quién lleva el segundo.
También encuentran la llave de la jaula donde está el prisionero, al que
liberan de inmediato. Recuperan el anillo que llevaba, con la entera intención
de destruir ambos aros a la primera oportunidad que tengan. Luego, le entregan
la armadura que llevaba el mono nacionalista, y en cuanto se la pone, se
transforma en un dragón y se pira volando, dejándoles claro que su sospecha de
que el mono nacionalista le estaba robando los poderes al hijo del dios dragón
era cierta. Por lo menos, tiene pinta que los problemas con la climatología se
acabarán en breve.
Entre todas las demás pertenencias, los
personajes encuentran un objeto muy alarmante: un casco de cambio de
alineamiento que ha perdido su poder, lo cual quiere decir que ya ha sido
usado. Se dan cuenta entonces de que el cambio en la personalidad de Yin
Tianshui fue forzado por el maestro que mencionaba el capitán pirata en su diario.
Ni que decir tiene que el grupo en general tiene muchas ganas de tener unas
palabritas con el susodicho maestro[10].
A pesar de todo, no
consiguen encontrar el nexo común entre estos incidentes y lo que sea que está planeando
Ibrama. Pero regresan a la ciudad con la satisfacción de haber evitado una
guerra, por pequeña que fuera, y que muchos inocentes sufrieran.
Aquí termina la parte
mas intensa de las aventuras del grupo en Zhao Ze, aunque todavía les quedaban
unas cuantas cuentas por saldar. En el próximo capítulo veremos la resolución
de todo el feo asunto con Ibrama.
Ya sabéis, se agradecen
comentarios, preguntas y dádivas en forma de chocolate y caramelos masticables.
[3] Toshi no tiene un solo rango en sigilo,
y van con armadura pesada, por lo que debería ser el más ruidoso, pero su jugadora sigue sacando unas
tiradas del demonio. Rama en cambio sacó una pifia, con lo que a pesar de sus
bonos de mil a sigilo que tiene, fue el que alertó al grupo.
[4] Rama sacó un par de pifias en este combate que fueron descritas como
repetidas veces de pisarse el dobladillo. Aun a día de hoy Toshi se complace
mucho en recordárselo.
[6] O rifles de mecha, como prefiráis llamarlos. Dada la ambientación,
prefiero usar la palabra japonesa.
[7] Li era un demagogo, una variante de
bardo en Pathfinder. Por supuesto, el grupo en general le cogió bastante asco.
[9] “Resolve” es una habilidad de clase que
hace que, si la vida de Toshi baja a negativos, pueda quedarse a 0 puntos de
vida y consciente. Más adelante, adquiere más usos, pero este es el básico.
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