lunes, 20 de noviembre de 2017

Deidades incomprendidas, Capítulo 2: Anubis

¡Y aquí me tenéis una vez más, escribiendo un artículo en lugar de estarme preparando para el NaNoWriMo, que estará en pleno apogeo para cuando esto suba al blog! Hoy vuelve a tocar un artículo dedicado a esas pobres deidades incomprendidas ya sea por malinterpretaciones o porque simplemente pasamos de intentar entender las creencias de los otros y nos dedicamos a poner nuestras propias ideas en sus dioses. Y el capítulo de hoy esta dedicado a esa mitología que más que mitología es el caos en la más pura de sus formas: la mitología egipcia. En concreto, está dedicado a un dios del que de verdad no entiendo cómo puede haber malinterpretación, de lo puro trozo pan que es: Anubis, el dios con cabeza de chacal.



Salvo que al parecer, ni se llama Anubis, ni es una cabeza de chacal. El nombre Anubis es en realidad griego, el original es desconocido, aunque los egiptólogos piensan que la pronunciación sería algo así como Anapa o Anapha. Y la cabeza de chacal… bueno, está claro que es la cabeza de un cánido, pero recientes investigaciones han señalado la posibilidad de que, más que un chacal, el bicho sea un lobo. Te cagas lorito. Lo cual os viene a decir que sobre el tema de las deidades egipcias en muchos casos desconocemos una enorme cantidad de cosas. Pero volviendo a lo que nos interesa. Anubis es uno de los dioses más antiguos de Egipto; su figura ya guardaba las tumbas de la Primera Dinastía, que reinó entre el 3100 y el 2851 a.C., que se dice pronto. Nuestras amigas Bast y Sekhmet eran también de aquella época, si es necesario que os lo recuerde. En aquella época, nuestro amiguito era representado con forma completamente animal. Los “chacales”, si es que eran eso, estaban asociados a los cementerios y las tumbas desde la época Predinástica porque era muy habitual verlos pasarse por ellos para comer de los restos de los muertos. Que bueno, supongo que es natural hacer ese tipo de asociación. De eso pasaron a Anubis con forma de cánido, y posteriormente a la forma que todos conocemos de tipo con cabeza de perro.

"Sí, hola, mirad, pasaba por aquí a conseguir vendas de lino y... oye, ¿por qué huye todo el mundo?"

¿Y qué horrible crimen ha cometido Anubis para ser usado como deidad malvada cada vez que alguien necesita un malo en el Antiguo Egipto y Set (de este hombre ya hablaré, no os preocupéis) no les cuadra? Pues exactamente lo mismo que Hades: ser el pringado que se encarga de juzgar a los muertos. Bueno, es uno de los encargados de juzgar a los muertos, pero me entendéis. Para colmo de desgracias, en el caso de los egipcios, a Anubis le tenían un aprecio horroroso porque era el que se encargaba de los embalsamamientos, y en cierta medida era el que les garantizaba que iban a tener una vida como era debido en el más allá, así que para ellos era la cosa más benigna que os podíais echar a la cara. De hecho, Anubis es el dios egipcio con más representaciones pictóricas. Esto junto con la gran importancia que le daban los egipcios a los ritos mortuorios os pueden dar una idea de cómo esto podía afectar a la visión que tenían de esta divinidad.

Chacal de la tumba de Tutankamón. Foto de archivo del museo del Cairo
Al igual que el resto de sus compañeros de panteón, Anubis tiene suficientes versiones como para dejarte mirando para Antequera. Solo intentar ver quien es su familia directa dependiendo de la versión es suficiente como para causar dolor de cabeza: en el periodo más antiguo de su existencia, se decía que era el hijo de Ra, y dependiendo del escrito que escojáis, su madre era o bien Hesat, la diosa vaca cuya leche alimentaba al Faraón y a varios dioses, o bien Bast (que recordemos que se supone que era hija de Ra para empezar, pero también es bueno recordar que los egipcios no tenían tantos problemas con el tema del incesto como podríamos tenerlos nosotros). Otras versiones le ponen como hijo de Ra y Nephthys, o como hijo de Set y Nephthys, lo cual tiene una cierta ironía teniendo en cuenta el papel de Anubis durante el Mito de Osiris. Plutarco le dio una vuelta de tuerca y decidió que Anubis era en realidad hijo de Nephthys y Osiris, pero que Isis le había adoptado. Creo que ya antes he expresado lo que opino de Plutarco y de los griegos metiéndose donde no les llaman. En cuanto a sus parejas, a parte de un tiempo en el que Anubis tuvo de pareja a Bastet (¿qué habíamos dicho de los egipcios y el incesto?), su mujer en la mayor parte de las historias es Anput, diosa de la momificación y los funerales. Una cosa divertida con Anput es que en realidad su nombre es el de Anubis… con la t final que señala el nombre como femenino. Ambos tenían una hija llamada Kebechet, que es una representación divina del líquido embalsamador. No, no preguntéis. Es una de esas cosas de la mitología egipcia que existen y no te queda más remedio que aceptar.

Antes de seguir hablando de nuestro buen amigo de la cabeza de chacal, permitidme hablaros durante un segundo del Más Allá, tal y como lo envisionaban los egipcios. Esto es importante porque da una indicación muy clara de la visión que tenían de las deidades de los muertos. A diferencia de otros “inframundos”, el reino de los muertos de los egipcios era… básicamente igual que el mundo de los vivos. Solo que ahí todo iba guay y había comida para todos y ese tipo de cosas. Por supuesto, toda la gente decente iba para allá a vivir una vida de sembrar y cultivar y seguir haciendo lo que habían estado haciendo antes de diñarla cual conejos. Pero claro, esto era la gente decente, ¿qué pasaba con los malvados? No, no había un sitio en el que eran encerrados y torturados forever and ever. Si habías sido un capullo en vida lo que te esperaba era que tu corazón fuera devorado por Ammit (una diosa encantadora parte león, parte hipopótamo y con cabeza de cocodrilo, y teniendo en cuenta lo agresivos que pueden ser estos bichos podéis imaginaros de qué iba el tema) y sus almas quedaban por siempre condenadas a vagar sin alcanzar la vida eterna. Que conste que el juicio en concreto, del que hablaré más adelante, era como siempre una forma justa de juzgar tus actos en vida, por lo que lo que te pasara era culpa tuya. También mencionaré por aquí que para pasar a la vida eterna necesitabas tu cuerpo original, y de ahí el embalsamamiento, y os podéis imaginar que tipo de horrible castigo era el quemar el cadáver de alguien. Creo recordar haber visto un documental sobre un príncipe egipcio que había sido condenado a este castigo porque la capulla de su madre se había intentado rebelar contra el faraón, pero no me hagáis mucho caso porque no puedo confirmar la fuente.

Anubis atendiendo a la momia de un fallecido.
Una vez hechas estas aclaraciones, volvamos de nuevo con nuestro pobre y amable lobillo/chacal. En la época del Viejo Reino, Anubis era el dios de los muertos más importante de todos, y el señor del Más Allá propiamente dicho. Durante el Reino Medio (entre el 2000 y el 1700 a.C.) perdió sus atribuciones más importantes, que acabaron en manos de Osiris, que para los que todavía no estén al tanto era el dios de la Vida y la Muerte. A pesar de ello, Anubis retuvo una serie de papeles que le señalaban como uno de los dioses más importantes del panteón: era el guardián de las tumbas y de los cementerios, el dios del embalsamamiento, el guía de las almas, y uno de los jueces de los muertos. De los dos primeros papeles, podemos ver reflejos en el Mito de Osiris, del que ya hablé en un artículo anterior (con bastante más cabreo del que llevo mientras escribo estas líneas, la verdad). En caso de que fuera necesario refrescaros la memoria, el mito cuenta que Set asesinó a Osiris por motivos que varían de historia a historia pero que en general son por una ofensa que el segundo había cometido contra el primero. Sea cual sea la versión que cojáis, Isis busca el cuerpo de su marido junto con su hermana Nepthis y, una vez recuperado, procede a realizar los ritos funerarios con la ayuda de otras deidades, entre las que se encuentra Anubis, que es el que la ayuda a embalsamar al pobre fallecido. Algunas de las versiones cuentan que a Anubis se le entregaron los órganos internos de Osiris, un reflejo de la necesidad de sacar los tejidos blandos del cuerpo durante el proceso de embalsamamiento.

Existe una historia que es una especie de spin-off del mito de Osiris en el papiro Jumilhac (un papiro de la época ptolemaica) en el cual se relata que, mientras Anubis estaba guardando el cadáver de Osiris, Set decidió atacar en la forma de un leopardo. Echo aquí el freno para recordaros que a partir del Nuevo Reino, Set era visto mal por los egipcios debido a un pequeño problema de invasiones extranjeras. Volviendo a la historia, la cosa es que Anubis era de todo menos precisamente un tipo indefenso, así que nada más ver llegar al leopardo, le dio una paliza con un bastón de hierro al rojo, que le marcó la piel (y se supone que esto explica por qué los leopardos tienen manchas), y para acabar de arreglar el tema le despellejó y se puso su piel a modo de advertencia a aquellos que quisieran molestar las tumbas. Porque ser buena gente no quiere decir que no puedas repartir estopa y poner a todo el mundo firme.

Llevando a un alma al juicio y atendiendo a la balanza. Papiro de Hunefer.
Más allá de su papel como protector de tumbas, Anubis era el encargado de llevar a las almas de los muertos al juicio de su alma una vez estos hubieran alcanzado el Más Allá, tarea que tenía sus complicaciones. Compartía esta tarea con Hathor, pero este no está tan representado en este papel. Además de esto, Anubis era conocido como el “guardián de la balanza”. ¿Y a qué viene este nombre, preguntaréis? Pues a la parte de la que se encargaba cuando era el momento de juzgar al fallecido en cuestión. La forma en la que se hacía dicho juicio era mediante una balanza; en uno de los platos se ponía el corazón del muerto, mientras que en el otro se ponía a Ma’at, la verdad, en la forma de una pluma de avestruz. El fallecido tenía que negar el haber cometido ninguno de una lista de 42 pecados, y si la balanza se equilibraba, entonces el fallecido se consideraba que era buena gente y pasaba al mundo de los muertos para seguir con su nueva/vieja vida. Pero si era un mentiroso compulsivo y un cabrón, el corazón pesaba más que la pluma, desequilibrando la balanza y permitiendo que Ammit tuviera algo que merendar. Y no os preocupéis, que para los patinazos menores existía un hechizo en el Libro de los Muertos que evitaba que la balanza se desequilibrara por un quítame allá esas pajas.

Durante las últimas etapas de los faraones, Anubis también era representado de vez en cuando como protector de Egipto. Ya hemos dicho que ser buenazo no quita para que le des palizas al enemigo. En general, Anubis era uno de los dioses que tenían la tarea de que el caos no se adueñara del mundo y lo destruyera, con lo que se suponía que lo del bien y el mal ya si eso lo dejaba para cuando no tuviera que estar manteniendo el orden del universo y esas cosas. Y a pesar de eso, lo que logran es que el pobre hombre parezca MAJO. Pero MAJO ACHUCHABLE. El trabajo de siglos perfeccionándole la personalidad se nota, ¿eh?

Bueno, majo achuchable hasta que te tira un Hamaon o un Mudoon, momento en el cual te cagas en su ascendencia.
A pesar de que los egipcios sentían mucho aprecio por su dios-lobo-chacal, el resto del mundo no parecía compartir esta preferencia. Los egipcios lo comparaban con Hades y lo despreciaban, aunque se tienen registros de juramentos solemnes “por el perro de los egipcios”, que supongo que es solo un paso por encima de jurar por Hades. Y después de eso… bueno, diría que hubo una demonización, pero como ya de por sí las creencias egipcias habían perdido bastante fuerza para cuando los cristianos comenzaron a expandirse de verdad, y como nadie entendía una mierda de lo que ponían los jeroglíficos, la cosa se redujo a la destrucción de imagines. Que no es que me haga gracia en absoluto, ver unos jeroglíficos jodidos por un imbécil me duele en el alma lo que no está escrito, pero eh, al menos podemos mirar de una forma un poco más limpia a los dioses egipcios, que es más de lo que podemos decir de otras deidades y mitologías (cuando hable de Dagon y de Baal nos vamos a reír un rato).

Y uno diría a sabiendas de esto que el bueno de Anubis se habría librado de la quema… Salvo que no, no se ha librado. ¿Lo peor del tema? Que es relativamente moderno. Culpa en parte de que esto se haya empezado a dar anteayer como quien dice es que todo lo relacionado con el Antiguo Egipto no empezó a resultar interesante hasta más o menos el siglos XIX, que es cuando se comenzaron con todos los temas de la arqueología y demás (y es cuando aparece la dichosa Piedra Rosetta que fue el comienzo para saber qué demonios decían las escrituras egipcias y todas esas cosas), y en general resultaban mucho más atractivas todas las historias sobre las momias que se levantaban y las supuestas maldiciones, y aunque seguramente se malinterpretaron mil cosas al respecto, nadie parecía querer meterse en el berenjenal de los dioses. Completamente lógico, por otro lado, meterse en ese follón del demonio requiere un salto de fe de los gordos, creedme. Yo no estaría metida en ello de no ser porque ese salto lo hice cuando era una cría de diez años. Pero entonces llegaron los tipos de Hollywood, y la cagamos Maria Antonia. ¿Por qué? Pues porque aunque hay gente que hace su trabajo, como la gente de Gargoyles que pusieron a Anubis como un dios sensato y razonable, la mayoría de las veces lo vamos a encontrar como un cabrón al que le mola joder al personal, ya sea dando ejércitos a peña para que vayan aniquilando gente (La Momia II, de la que puedo decir que solo acepto la patada a la mitología egipcia porque ODED FEHR), matando a la gente para juzgarla for the lulz, arrastrándola al inframundo, o incluso intentando destruir el mundo. Porque al parecer no nos cabe en la maldita cabeza que los dioses de la muerte no están interesados en esta mierda porque EXCESO DE TRABAJO. Que además tiene cojones porque los egipcios SÍ tenían una criatura malévola en la forma de Apep/Apophis/Apofis, pero a ese hace falta escarbar para encontrarle, y por lo general cuando lo haces los fallos habituales con el resto de los dioses ya se han cometido.

Esta es la idea que Hollywood tiene de él. Y sí, es malo. Se pega con Horus. ¡Con Horus de entre todos los personajes! *ANGRISH*
(Para acabar de empeorar la situación, he encontrado un resumen de una película en la que no solo ponen de antagónico al pobre Anubis, sino que también le hacen la misma putada a Bastet. ¡¿Pero qué cojones han hecho esos dos para que les tratéis de esa manera, pobrecitos míos?!)

En cualquier caso, es una demostración de que no debemos juzgar a los dioses de las mitologías por los raseros de una visión “occidental”, o más concretamente de una visión según la cual la muerte es algo malo 100% en lugar de algo que va a pasar de todas maneras y debemos hacernos a la idea de ello. Que es graciosa la demonización de estas deidades cuando en origen no eran ni una pizca de malignos. Anubis es tan solo uno de los casos más sangrantes, junto con el de Hades. Y es hora de que vayamos entendiendo de que debemos entender las creencias del pasado de otra forma, y no dejarnos llevar por visiones que no se asemejan a las originales.

Y con esto, cierro el segundo capítulo, esperando que después de los horrores del NaNoWriMo pueda publicar alguno más sin morir en el intento. En nuestro siguiente número veremos a un dios del desierto cuya transformación de dios neutro a malvado ocurrió por un pequeño “desliz” en forma de invasión extranjera. Mientras, ya sabéis, se aceptan comentarios y sugerencias.

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