domingo, 2 de abril de 2017

Making of... mi relato para La Otra Fantasía Medieval

Para aquellos que no estuvieseis atentos a mi actividad frenética a finales del año pasado (lo que tiene clavarse 100.000 palabras en el NaNo y de inmediato lanzarse a otro berenjenal pendiente porque NO ME QUEDA TIEMPO MIERDAMIERDAMIERDAmierdamier…), presenté un relato para #LaOtraFantasíaMedieval. La aventura esta consiste en lo siguiente: había que escribir una historia de fantasía en la que el mundo no fuera machista. Mejor no hablaré de los comentarios en el post original, que aparte de hacerte reír por no llorar, merecen que alguien les meta una hoxtia en la cabeza con la edición coleccionista de Los Arpistas de Elaine Cunningham. Pero, dado que ha salido una iniciativa entre los participantes de dicha antología, sí hablaré del (caótico) proceso de creación que dio lugar a mi relato. Que sí, ha sido seleccionado. Dadme unos segundos para controlar mi vena de fangirl histérica.

… KYAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!

Hale, ya está. Al tajo.

Fondo por irinama


Vamos a empezar por la verdad, mi primera idea era una versión genderbent de los clichés típicos que podía encontrar en un relato de fantasía barato. Una vez mandé a la mierda dicha primera idea salvando solo los detalles que podían tener algo de gracia, me di cuenta de que tenía el trabajo medio hecho: tenía Athera, el mundo en el que había estado trabajando durante un tiempo, y que tiene sus razas, sus culturas, su sistema de magia, pero en el que la sola idea de ponerme con todos los sistemas políticos de lo que parece una treintena de reinos me venía grande. Ni siquiera me planteé en Athera el trabajar en la búsqueda de un “mundo igualitario”, simplemente salió así porque consideré que era lo que mi mundo debía ser, un lugar donde las mujeres pudieran vivir aventuras tanto como los hombres. ¿Por qué no utilizarlo ya que lo tenía? Por un lado era una forma de aprovecharlo, y por otra me ayudaba a establecer cosas de dicho mundo que me pudieran ayudar a desarrollarlo.

Y entonces lo primero que se me vino a la mente era que, si iba a trabajar en este mundo, bien podía usar a la raza que había “creado” (si a eso se le puede llamar “crear”) para Athera, los shura. Los shura siempre habían tenido para mí una imaginería similar a la hindú, con alguna mezcla de árabe, y me pareció interesante explorar ese tipo de medievo distinto. A fuer de ser sincera, estuve a un tris de desechar también esta idea, y tenía la opción de hacer algo similar pero con una ambientación basada en el Japón feudal, e incluso la posibilidad de volverme a la fantasía más típica… Pero al final los shura prevalecieron.

El caso es que Athera tiene una mezcla increíble de culturas cada una de su padre y de su madre, lo cual incluye varios reinos con una ambientación más clásica, así que pensé en hablar de la relación y el shock cultural entre alguien que viniera de fuera y se enfrentara a estas diferencias, y una persona que estuviera sometida a esa sociedad. De esta idea surgieron los personajes protagonistas, Eillon y Arjavi.

Vale, este es Rama con su maestro... pero me vale para lo que quiero mostrar :P
Me temo que Eillon no es más que la sublimación de todas las hechiceras que he llevado alguna vez. Es una erudita y experta en hechizos de hielo que preferiría quedarse en casa, muchas gracias, pero que acaba metida en un lío y descubre que no se le da demasiado mal el tema de patear traseros. Y aún así, seguiría queriendo quedarse en casa. ¿Cómo podría un personaje así acabar de embajadora? Y aquí fue cuando rescaté de la primera idea a Enthiris, la reina con una capacidad sublime para emboscar a sus súbditos y forzarles, de forma muy educada, a que hagan el trabajo que ella quiere. Enthiris es todo un personaje. Por su parte, Arjavi nació en el mismo momento en el que elegí qué ambientación usaría. Por no ponerme a rajar demasiado sobre el tema, digamos que por aquel entonces me había comenzado a meter con la mitología hindú y le había cogido un cariño horrendo al pobre Karna, por lo que decidí que Arjavi sería mi Karna particular, salvando el tema de SPOILERSPOILERacabarcosidoaflechasSPOILERSPOILER. Aún así, no tenía intención de meter a ningún Arjuna (el nombre del Gran Rajanya es una casualidad, ¡lo juro!)

Cuando escribo, suelo tener un principio y un final, y varias escenas intermedias. Así, la única complicación es cómo hilar las escenas para que queden correctas. El problema es que en este caso tenía el final del cuento… Pero no el principio. Y mi lucha de meses y meses fue encontrar ese dichoso inicio que quedara bien. En el proceso, en un momento dado apareció Denali. La pobre dio unos cuantos botes, empezando como mujer mayor, luego siendo una niña pequeña, y luego llegando a su forma actual. Denali es divertida: es una tipa que podría viviseccionarte de veinte maneras distintas, y también es capaz de decirte qué color te viene bien, qué tipo de tejido debes llevar y qué forma de ponerte el sari te sienta mejor. Pero sobre todo acabó siendo la clave para sacar el maldito cuento del bache en el que se había metido. ¡Gracias, Denali!

Lo más gracioso de todo este asunto es que es una de las pocas veces en las que he conseguido escribir un cuento digno de tal nombre cogiendo a mi leanan sidhe del cuello y sacudiéndola como un sonajero, y no al revés. Pero estoy bastante orgullosa del resultado, lo cual es… no muy habitual. Espero poder escribir más cosas con Athera, y así construir más detalles sobre mi mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario