lunes, 1 de febrero de 2016

Aventuras en el Reino Medio I



Llevo un tiempo queriendo “narrar” algunos de los horrores que vivimos en nuestras partidas, así que a partir de aquí empieza nuestra primera sesión de “batallitas roleras”, y del resumen de nuestra partida de Pathfinder en el Reino Medio.

Antes de comenzar, el Reino Medio es un ambientación creada por mi colega de correrías Corto; se trata de una mezcla de China, India, Japón y Corea, aunque de lo que más toma prestado es chino. Aquí, salvo los humanos, las razas de fantasía habituales son las raras, y lo que podéis encontrar son vanara, hombres gato, kitsune, chorrocientos tipos de hombre serpiente, tengu… En pocas palabras, lo que esperas de una panda de frilis que les va el manga, los Musou y la mitología. La partida/campaña está pensada para que los personajes aparezcan y desaparezcan de ella con facilidad.
 
Encontramos al grupo ya reunido a las afueras de una aldea en la provincia de Zhao Ze, lugar conocido por sus terrenos pantanosos, sus muchos ríos, y sus comunidades de hombres monos. El grupo lo forman Rama, un vishkanya cortesano que en esos momentos está haciendo de escolta de la hija de un gobernador, un ronin hombre gato que se hace llamar Toshi, un inquisidor humano de nombre Hiiro, una oráculo kitsune llamada Ayumi, y una invocadora con rasgos marcadamente felinos a la que llaman Xiao. ¿Y cómo se han reunido tan dispares individuos? Pues la mayoría de ellos viajaban por el mismo camino cuando Xiao apareció huyendo de un grupo de ogros que la tenían esclavizada. Por supuesto, todos acudieron en su ayuda, y si alguno se fijó en que la “niña” (más bien adolescente) era una tiefling de rakshasa, no dijo ni esta boca es mía[1].

El grupo llega a una pequeña aldea, donde les reciben unos aterrados pueblerinos que les ruegan encarecidamente que huyan mientras puedan. Tras hacerse mucho de rogar, logran sacarles que unas criaturas misteriosas han estado llevándose a los aldeanos con una frecuencia alarmante. Todos deciden que no pueden dejar que algo así siga ocurriendo, así que, tras descubrir la frecuencia con la que las criaturas aparecen, se apostan para detenerles, a sabiendas de que van a atacar en breve.
Efectivamente, esa misma noche las criaturas lanzan su ataque, y nuestros aguerridos aventureros les hacen frente. La pelea no tiene mayor dificultad, y el grupo logra capturar a uno de los atacantes, que resulta ser un hombre rana. El bicho no quiere hablar, pero tras la constante tortura de Xiao dándole con un palito en el ojo y una sesión de diplomacia made in Rama, consiguen averiguar que la razón por la que los hombres rana están secuestrando gente es porque hay una tribu de goblins les está extorsionando para conseguir a los prisioneros. Al parecer, los goblins son dirigidos por una extraña criatura de similar aspecto pero bastante más macabra: esta criatura devora a los cautivos, y según lo hace va creciendo. Xiao y Ayumi se dan cuenta de que la criatura que comanda a los goblins es una cría de bargest[2].

Decididos a poner fin a semejante matanza, el grupo se prepara para enfrentarse al bargest. En esas están cuando aparece en la aldea una kitsune vendedora ambulante con su carga de pociones mágicas. Nuestros aguerridos aventureros deciden comprar pociones de curación, sospechando que van a ser necesarias. Cuando la kitsune pregunta sobre qué les lleva a todos ellos a hacer esas compras y averigua que van a enfrentarse con el susodicho bargest, les ofrece unas pociones para ver lo invisible, algo bastante útil dado que las crías de bargest pueden volverse invisibles a voluntad. Toshi compra una de las pociones, lo mismo que Hiiro y la noble que acompaña a Rama. Tras la venta, la kitsune recoge su tenderete en tiempo record y sale de naja mientras puede. Nadie del grupo se lo echó en cara.

Guiados por el hombre rana, se adentran en el pantano hasta llegar al pueblo de los hombres rana. Allí les indican la dirección que deben seguir para llegar a la guarida de los goblins. Se ponen en camino, con Xiao invocando un halcón con aspecto un tanto demoniaco que les sirve para mantener la ruta correcta, saber dónde exactamente están los goblins, y cuánto falta para llegar. Una vez están cerca, se detienen un momento para permitir que Xiao realice un ritual por el cual puede fusionarse con su eidolon[3].

Ya preparados para la tangana, los aventureros se dirigen hacia la guarida de su enemigo para encontrarse con que les espera un pequeño batallón de goblins comandados por la cría del bargest. Mientra la mayoría del grupo se dedica a diezmar las filas de los goblins, el bargest decide hacerse invisible… llevándose un chasco porque Toshi procede a beberse su poción para ver lo invisible y carga contra él como si no hubiera un mañana. Nadie consigue detener al samurai, que descubre que la poción venía con un extra: daba además un bono de fuerza, con lo que la hoxtia deja a la cría de bargest tiritando. No solo eso, sino que el resto del grupo se las arregla para hacer trizas a los goblins. Viendo el cariz que está tomando el combate, el bargest decide poner pies en polvorosa, no sin antes recibir un ataque de Toshi que lo deja con un pie en la tumba. Eso no evita que el bargest y sus goblins retrocedan, seguidos de cerca por los aventureros con Toshi en cabeza.

El retroceso era una maniobra premeditada para hacer caer a los aventureros en una trampa, con varios goblins atacando a distancia. Por desgracia para ellos, no parece funcionar: los disparos no causan daño alguno, y Toshi vuelve a alcanzar al bargest, que también recibe un ataque de Hiiro, aunque ninguno llega a hacer daño. El bargest ataca a Toshi, pero lo que parecía ser un golpe demoledor termina siendo solo un arañazo[4]. Y cuando Toshi se prepara para dar el golpe final al bargest, la noble que hasta ese momento se había dedicado a flechear goblins, le mete un flechazo al bicho, matándolo[5].

Los goblins supervivientes hacen lo que se espera de ellos y salen por patas para no volver. Tras investigar la guarida descubren que este no fue el primer bargest. La anterior cría consiguió alcanzar la madurez y se marchó, volviendo a su plano original y dejando a la siguiente cría. Este, siendo un tanto más ansioso que su predecesor, aumentó el ritmo en su alimentación, creando la situación con los hombres rana y con la aldea. Tras la limpieza de rigor, los aventureros vuelven para dar la buena nueva, primero a los hombres rana y después a la aldea, indicándoles que avisen a las autoridades para que aseguren el lugar por si algún otro bargest decide aparecer por la región.

Tras estos últimos detalles, los aventureros prosiguen sus respectivos caminos, sin darse cuenta de que volverán a cruzarse más pronto que tarde.

Esta partida estaba pensada para ser una introducción corta, una pachanga de tarde. Después de esto empezaron los “arcos argumentales” que hacen que la campaña sea digna de un webcomic. Algunas de las escenas que hemos roleado ayudan mucho a dar esa sensación.

En el siguiente capítulo: comenzamos el primer (y más largo) arco argumental, que deja claro que Rama y Toshi están MUY jodidos.


[1] En principio Hiiro se dio cuenta de que Xiao era algo raro, y dudó durante unos segundos a lo que atacar. Hasta que Toshi se lanzó a por el cuello de los ogros en la firme creencia de que Xiao era una pobre víctima inocente. Lo de pobre víctima era cierto. Lo de inocente está aún por por verse.
[2] La jugadora de Toshi se llevó las manos a la cabeza al reconocer al bicho solo por sus hábitos alimenticios. Gracias, Mr. R. A. Salvatore.
[3] Xiao es una variante de invocador que solo tiene un bicho al que invocar por ritual, pero que es algo así como que la cafrada padre. Aparte de eso, también gana algunos hechizos.
[4] Toshi tiene un feat racial llamado “Gato Negro” que obliga a repetir una tirada en su contra una vez por sesión, con un -4 en la segunda tirada. El golpe del bargest era un crítico que se anuló con ese feat.
[5] Toshi no estaba contento. En. Absoluto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario