jueves, 3 de junio de 2021

Deidades Incomprendidas, Capítulo 8: Astarté

Como podéis ver con el título, sigo con mi serie sobre deidades que han sido denostadas a lo largo de los siglos. Hoy volvemos con los dioses semíticos, porque ya os digo que esta parte no es muy conocida, es un numerito, y encima ha sufrido demonizaciones literales. Con Dagon vimos a un dios que estuvo a punto de desaparecer hasta que los escritores modernos lo convirtieron en un monstruo primigenio. Con Hadad vimos la larga evolución de un dios de las tormentas hasta quedar reducido a un demonio. Hoy vamos a ver a una deidad que no solo cayó desde uno de los puestos principales de su panteón hasta ser demonizada por los judios y cristianos, sino que además en el proceso la cambiaron de sexo. Hoy, toca hablar de Astarté.


Astarté es una diosa muy vieja. Vieja tipo “podría codearme con Set”. Para ser concretos, Astarté es un aspecto de la diosa sumeria Ishtar, quien a su vez es la diosa mesopotámica Inanna, que sabemos que estaba siendo ya venerada allá por el 4000 a. C.. Para los mesopotámicos, sumerios y acadios, era la diosa de la belleza, la fertilidad, el sexo, la guerra, la justicia y el poder, y mantendría los cuatro primeros campos como suyos cuando pasó a ser Astarté. También recibiría multitud de nombres, dependiendo de la cultura, y el que nosotros usamos es en realidad el que le dieron los griegos. Para los acadios era Asdatur (la forma femenina del nombre Ishtar); para los ugaritas era Athtart o Attart; para los fenicios, Ashtart o Astart; para los etruscos, Uni-Astre; y para los hebreos encontramos el nombre Ashtoret. Quedaos con este último, porque lo vamos a ver más adelante.

Vasija Warka, mostrando ofrendas votivas a Inanna
Si nos centramos en Inanna/Ishtar como la base de Astarté, la verdad es que no era precisamente una diosa inocente y pura. Para empezar, era una diosa de la fertilidad y del sexo, pero no del matrimonio, así que lo suyo era tener amantes a patadas. Que eso en sí mismo no es malo, lo que es malo es que los trataba como el culo. De hecho, una de las razones por las que se monta el pollo en la Epopeya de Gilgamesh es porque este rechaza a Ishtar, cantándole las cuarenta sobre el trato que le da a sus amantes, específicamente a Dumuzid. Ishtar por supuesto se mosquea porque la han abofeteado con la verdad y se va a pedirle a An, la personificación del cielo, que libere al Toro del Cielo para que la vengue. Cuando An dice que ni de blas, Ishtar amenaza con levantar a todos los muertos de sus tumbas. An le advierte de que si libera al toro, la gente de Uruk sufrirá durante siete años. Ishtar le dice entonces que le dará suministros para los susodichos siete años. Y se va con el toro a fastidiarle la vida a la pobre gente, que bastante tenían ya con Gilgamesh.

Siguiendo todavía con Inanna, sabemos que era hermana de Utu/Shamash, dios del sol y la justicia, y que su relación era cercana hasta el punto de parecer incestuosa (aunque recordemos, una vez más, que en tiempos pretéritos esto no estaba tan mal visto como ahora). Su padre no está tan claro. En la Epopeya de Gilgamesh su padre es An, pero en las tradiciones de Isin (un yacimiento arqueológico sumerio en Irak) su padre era Nanna/Sin, dios de la luna. En otros textos puede ser hija de Enlil (dios del aire, la tierra y las tormentas) o de Enki (dios del agua). En historias más tardías, se la menciona como hermana de Ishkur/Hadad, y para los hititas era hermana de Teshub, dios de las tormentas. Un tema interesante al respecto es que, aunque en el mito de su descenso al inframundo llama “hermana mayor” a Ereshkigal, no hay mención alguna a esta relación en ninguno de los otros escritos que se han encontrado. Podría suponer que funcionaría un poco como cuando los japoneses usan el “hermana mayor” para referirse a una mujer joven, pero mis conocimientos sobre cultura sumeria son prácticamente nulos, así que…

Dama de Galera, figurita que se piensa representa a Astarté
Y mira, podría ponerme a hablar de los mitos de Inanna y no parar. Estamos hablando de una de las diosas principales del panteón. Es como ponerse a hablar de la Afrodita griega, vais a encontrar leyendas hasta debajo de las piedras. Está el mito de cómo se emparejó con Dumuzid, y está el mito de cómo le quita a Enki su mes (esta palabra hace referencia a la personificación de algún aspecto de la cultura humana, cosas tipo la Verdad, la Justicia, etc.), o las varias veces que se ha cargado cosas porque patata, y por supuesto está el mito de cómo baja al inframundo para… bueno, no queda muy claro para qué. Pero si hago eso acabaría con un post kilométrico y nadie quiere eso, así que de momento lo dejaremos (a menos que alguien me pida que lo haga, por supuesto, pero creo que para ese punto ya os conviene más buscaros un libro sobre el tema)

Pero aquí hemos venido a hablar de demonizaciones y demás cosas, ¿no es así? Y quiero decir, Inanna es una capulla y todo lo que queráis, y por lo tanto Astarté, que proviene de ella, no era una hermanita de la caridad precisamente. Pero lo que sí os puedo confirmar es que, por muy capulla que fuese, seguía estando de parte de la humanidad.

¿Cuál es el camino que siguió esta diosa entonces? Bueno, sabemos que las referencias más antiguas sobre Astarté son los escritos de Ugarit. Su zona de culto original era Siria y Canaan, pero se extendió hasta Chipre, Fenicia e incluso Egipto. En muchos de estos sitios, se fusionó con otras diosas existentes que tenían más o menos las mismas atribuciones. Es el caso que se da con la diosa pre-islámica Al-lat/Alilat, venerada en lugares como Nabatea. Claro que teniendo en cuenta que Al-lat acabó siendo un título asociado a otra diosa completamente distinta, eso os hablará del caos que puede ser intentar descifrar todos los recovecos de las distintas religiones de la zona. Por si pensabais que los antiguos egipcios eran los únicos rebuscados.

Hay muchas más historias sobre estas fusiones y adopciones. Por ejemplo, está la teoría de que en Chipre, Astarté fue fusionada con una antigua diosa chipriota de nombre desconocido, y que esta mezcla llegaría a los griegos a través de Micenas, formando lo que nosotros conocemos como Afrodita. Hay gente que piensa que más que Astarté se trató de Ishtar, teniendo en cuenta que Astarté como aspecto de Ishtar está menos centrada en el tema de la fertilidad y el sexo, y más en el de la guerra. Pero teniendo en cuenta que en Egipto Astarté pendulaba entre estar fusionada con nuestra vieja amiga Sekhmet (la diosa con cabeza de león de la guerra) y con Isis (principal diosa de la fertilidad), tampoco me extrañaría de que hubiera pasado a volver a estar centrada en su aspecto del sexo y acabara transformándose en Afrodita. Desde luego, los griegos en los periodos Helenístico y Romano sincretizaban a Astarté con Afrodita. Lo que nos debería quedar claro con esto es que Astarté estaba hasta en la maldita sopa.

Así que no es muy extraño que esta diosa apareciera mencionada en el Tanakh judio. Para aquellos que no sepan qué demonios es eso, el Tanakh es una recopilación de escritos sagrados judios, incluyendo la Torah, y que en zonas europeas se conoce como la “Biblia judía”. La cuestión es que en estos escritos, Astarté aparece mencionada como una deidad extranjera adorada por los sidonitas y los fenicios. El nombre aparece escrito como Ashtoret, y al parecer esto es una deformación deliberada del nombre Ashtart. Y digo deliberada porque al parecer en el texto está marcado como para indicar que la palabra debe ser ser cambiada cuando es leída. No sé muy bien cómo funciona esto porque mi conocimiento de hebreo está a la altura de mi conocimiento sobre la cultura sumeria. Lo que nos importa para nuestra historia es que los judíos formaron un plural para la palabra Ashtoret.

¿Ese plural? Ashtaroth.

Ilustración de Astaroth del Dictionnaire Infernal
Lo demás se asemeja mucho a la historia de cómo Hadad acabó convertido en Beelzebub: en algún punto de la historia de los judios, la diosa fue convertida en un demonio, en este caso de la lujuria, y le plantaron la palabreja deformada, el dichoso plural, convirtiéndose así en Astaroth. Sin embargo, a estas alturas de la feria, Astaroth sigue siendo una mujer.

Sin embargo, cuando los escritos que componen la Biblia fueron traducidos del hebreo al griego primero y después al latín, la forma de Ashtoret se perdió puesto que los traductores prefirieron usar Astaroth, perdiendo de esa manera la relación con el nombre femenino de Astarté. Que esto habría sido probablemente lo de menos y nadie se hubiera preocupado demasiado del tema… hasta que llegamos al 1458 d. C. Es en esta fecha cuando aparece el conocido como Libro de la Magia Sagrada de Abramelin el Mago (o, para acortar, el Libro de Abramelin), escrito supuestamente por un judío, y que narra la historia de un supuesto mago egipcio llamado Abraham (*comienza a descojonarse*) o Abra-Melin (*se descojona aún más fuerte*) que le enseña magia a un tal Abraham de Worms, un judío alemán. Aquí los secretos mágicos estaban bastante relacionados con la Kabbalah, y Astaroth, considerado aquí como un demonio masculino, está asociado con los qliphoth (las energías malvadas o impuras contrarias a los sefirot). Por qué decidió el tal Abraham de Worms, el supuesto autor de esta cosa, que Astaroth era un tío en lugar de una tía es un misterio que nunca lograremos averiguar, pero por mi parte votaré por lo que suelo votar en estas situaciones: escuchó campanas y no supo dónde.

Y si hubiera sido solo este tipo, pues ahí se habría creado, pero entonces llegó la ola del ocultismo, y los estudios sobre demonología y demás zarandajas, y Astaroth acabó formando parte de la jerarquía demoníaca, apareciendo en algunos de los escritos como un demonio de la pereza. ¿Por qué de la pereza y no de la lujuria? Pues porque al parecer el puesto había sido ocupado previamente por Asmodeo. Que es aún más divertido porque el origen de Asmodeo es Aesma daeva, un demonio DE LA IRA del Zoroastrimo. Al parecer el tema de la ira se lo habían cascado a Satán. Tened en cuenta que tanto Asmodeo como Satán aparecen en las jerarquías demoníacas más tempranas, así que Astaroth llegó un tanto tarde a la fiesta y le largaron lo que había disponible.

Astaroth según la gente de Atlus. Bueno, una de las versiones, al menos.

A pesar de su tardía llegada, y que solo está incluido en un puñado de libros, Astaroth ha sido tan popular como la mayoría de sus “hermanos” en la cultura popular, y hay un montón de apariciones suyas en películas, libros, canciones, incluso videojuegos. Sí, sale en los Shin Megami Tensei. Por supuesto que Atlus no iba a dejar pasar la oportunidad de meter un bicho así en sus juegos.

Así que aquí lo tenéis, la historia de una diosa casi tan antigua como la cultura humana, una diosa de la fertilidad y el sexo y la guerra, quedó convertida en un demonio de la pereza, y una muestra más de cómo el tiempo hace que los seres humanos deformemos las imágenes de aquellos que vinieron antes que nosotros.

Y aquí dejamos un nuevo capítulo de deidades incomprendidas. Para el siguiente… me lo estoy pensando, aunque es probable que vaya cerrando ya la colección con un cierto dios eslavo. Mientras tanto, ya sabéis, dejad comentarios, compartid, y si os interesa que hable de alguna cosa de este estilo, dejadme un mensajito y pensaré en algo. Así que… ¡hasta el mes que viene! Si Elistraee quiere, claro.

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