miércoles, 30 de noviembre de 2016

Gilimemeces Interneteras - Capítulo 4

Pensaba que la sección de gilimemeces interneteras tendría los días contados, porque hasta el momento no había nadie que hubiera facilitado ningún post con este tipo de barbaridades desinformadas. Pero hoy alguien ha tenido a bien contestar a otra persona que había encontrado una imagen y preguntaba si era un bulo. El hecho de que hubiera gente que sin informarse primero soltara que era cierto me ha dejado la sangre helada. Así que ahora preparo mi post (que no leerá ni el tato, pero bueno, lo de siempre) para renovar mi cruzada una vez más.

Lo entiendo, jefe, lo entiendo. Tanta gilipollez y tan poco tiempo...


Esta es la imagencita de marras:



Bien, vamos a empezar por partes. A la hora de la verdad, hay tres días en el calendario a los que se les llama “Black Friday”. El primero es el nombre que recibe el viernes anterior al día de Navidad, aunque recientemente se está intentando que cambie su nombre a “Mad Friday” por razones de no mezclar con otros días llamados de esa manera. Se le llama así porque es el día con más fiestas/cenas de trabajo que hay, y por tanto el día en el que los servicios de emergencia tiene más salidas del año. El segundo día es es VIERNES SANTO, y nos podemos imaginar las razones. Pero el que nos importa es el tercero de ellos: el viernes después de Acción de Gracias, un día que ha acabado extendiéndose por todo el mundo gracias a los enormes descuentos que ofrecen en las tiendas.

Antes de sacar el cuchillo, debo decir que el Black Friday ni me va ni me viene, aunque encuentro irónico que la gente se queje de que Halloween, una fiesta que tuvo origen en Europa, es una fiesta importada, y luego no diga ni pío cuando llegan las rebajas del Black Friday que, como veremos, es una “invención” estadounidense 100%. Más allá de eso, ¿cómo me voy a quejar de que me rebajen un juego de los treinta a los siete euros? Procuro no tirarme piedras a mi propio tejado, muchas gracias.

En cualquier caso, vayamos con el tema de la imagencita. En ella se dice que el origen del Black Friday es la esclavitud, porque era cuando se vendían a los esclavos con descuentos para la temporada de invierno. Empecemos por la zona “complicada”, que es hablar de la esclavitud. Para empezar, nuestros amigos los estadounidenses no se referían a los esclavos africanos como “black”. La palabra que se usaba era, en caso de querer ser educados, “nigger” (sí, esa que si ahora dices en EEUU probablemente te busques la perpetua y con razón) y en caso de no querer serlo, “negro” o variantes. Porque sí, los anglosajones eran así de majos y secuestraron nuestra palabra para usarla para lo que ellos quisieron. Hasta en eso son piratas. La palabra “black” no comenzó a ser utilizada para referirse a los afroamericanos hasta la década de los 50 del siglo XX. Es cierto que Thomas Jefferson fue el primero en usarla allá por 1785 para referirse a sus esclavos, pero era la maldita excepción a la regla. Pero esto, señores míos, solo tendría validez si las fechas coincidieran… que no coinciden.

Para empezar, el día de Acción de Gracias no siempre se celebraba en jueves. Aunque existen muestra de estas celebraciones tan pronto como en el siglo XVI, en general estaban atadas a las cosechas y no recibían este nombre. En general, la fiesta solía ser el 29 de septiembre, pero podía variar, estando siempre entre el 21 de septiembre y el 11 de noviembre, bastante lejos de la fecha actual. La fiesta no recibió el nombre de Acción de Gracias hasta 1630 en Massachussets Bay (ya sabéis, donde las brujas de Salem esas de las que hablé en un artículo anterior), pero no sería hasta 1777 que la fiesta cobraría relevancia oficial, por medio de una proclama por parte de George Washington para celebrar la victoria sobre los ingleses, aunque luego recuperara su razón de ser original. Durante los primeros años, el día de Acción de Gracias era proclamado por los presidentes año a año, indicando la fecha en que debía celebrarse. Aunque en la mayoría de los casos la fiesta solía caer a finales de noviembre, James Madison, que retomó la tradición después de que Thomas Jefferson pasara de ello, lo proclamó en varias ocasiones en épocas que no eran el otoño. A partir de 1858, eran los propios gobernadores de los estados los que proclamaban cual era el día de Acción de Gracias.

¿Y cómo es que ahora se celebra sí o sí el cuarto jueves del mes de noviembre? Pues porque en 1863, en mitad de la Guerra Civil norteamericana, cierto individuo realizó una proclamación para que se observara ese día, el último jueves de noviembre, como un día para dar gracias por todo lo recibido. ¿Qué individuo es este? ¡Abraham Lincoln, por supuesto! ¿De verdad pensáis que el tío que dirigió los estados a favor de la abolición de la esclavitud iba a permitir que una connotación tan horrible permaneciera? Vamos hombre, no me fastidiéis.

Cuadro por Francis Bicknell Carpenter de la presentación de la Proclamación de Emancipación
Por si acaso os quedara duda de él, me complace recordaros que dos años después, en 1865, se realizó la Proclamación de Emancipación que daba la libertad a ABSOLUTAMENTE TODOS los esclavos negros. Se añadió también entonces la decimotercera enmienda de las Constitución Estadounidense por la cual se prohibía la esclavitud a menos que fuera como condena por un crimen. ¿Cómo demonios iban a hacer los mercaderes de esclavos descuentos ese día si al que se le ocurriera siquiera intentar vender esclavos lo iban a correr a hoxtias de vuelta al otro lado del charco, fuera el día que fuera?

Por no hablar de que el comercio entonces era distinto al de ahora: por lo que he estado mirando los comerciantes de esclavos tenían que recibir “asientos” (una especie de licencia expedida por el gobierno de la metrópolis correspondiente) y llevaban las mercancías exactas, que no eran solo esclavos, ya que aprovechaban los agujeros legales para traer además mercancías de lujo con las que comerciar. Pero mejor no me extiendo en esto, porque, como ya he dicho, por aquel entonces, aquellas prácticas llegaron, para alegría inmensa de la gente de bien, a su fin. ¿Y sabéis lo mejor de todo? Que el Black Friday ni siquiera existía todavía. ¡Por si no nos habíamos columpiado suficiente todavía! ¡Ups!

¿Y cuando aparece el dichoso díita de las narices? Pues casi cien años después de la proclamación de Abraham Lincoln, en 1951. El término estaba incluido en un diario, el Factory Management and Maintenance, en referencia a la tendencia de los trabajadores a declarar una baja laboral el día después de Acción de Gracias para así tener un fin de semana de cuatro días, porque el absentismo laboral dependiendo de las fiestas no es solo una lacra en España, que lo sepáis. El término no tuvo demasiada acogida en ese momento, pero por esa misma época en Philadelphia, la policía comenzó a llamar Black Friday y Black Saturday al viernes y sábado posteriores a Acción de Gracias por los gigantescos atascos de tráfico que se formaban cuando la gente acudía a las tiendas a hacer las primeras compras navideñas. Los comerciantes intentaron quitarle aquella faceta poco favorable, intentando cambiar el “black” por “big”, pero es obvio que la cosa no llegó a cuajar.

El término se extendió muy lentamente, hasta que ganó popularidad en 1981 cuando los comerciantes decidieron darle otro giro, cambiando el significado en lugar de las palabras. Ahora, el Black Friday era negro porque ese día era aquel en el que las tiendas comenzaban a tener beneficios, haciendo referencia a la tendencia en contabilidad de que las pérdidas se escriban en rojo, y las ganancias en negro. Hay que tener en cuenta que aunque el término es de 1951 como pronto, el hecho de que los comerciantes empezaran las ventas de Navidad justo después del día de Acción de Gracias llevaba mucho tiempo presente. Es más, aunque Abraham Lincoln dijo que era específicamente el “último jueves de noviembre”, Franklin Roosevelt lo cambió en el año 1939 para que fuera el “cuarto jueves de noviembre” de forma que las tiendas pudieran adelantar las compras navideñas una semana.

La historia esta sobre que el Black Friday está relacionado con la esclavitud empezó a circular en el año 2013, pero yo no soy la primera, ni seré la última, en poner datos sobre la mesa para demostrar que no, que eso es una leyenda urbana absurda. Debo comentar, además, que este tipo de rumores suelen extenderse para hacer daño a ciertas empresas/tiendas. Sí, todas esas historias de ratas muertas y similares en la comida de los restaurantes de comida rápida suelen ser bulos que circulan de manera cíclica, a veces atacando a unos o a otros. Así que os recomiendo que no, no os traguéis ese tipo de cuentos lanzados desde cuentas de internet que luego volverán a aparecer años después de haber desaparecido para dar más la matraca, y os preocupéis más por los consejos que da la OCU para que ciertos desalmados no os estafen.

Así que recordad, si veis algo como esto, informaros primero sobre si es cierto o no… y luego pasádmelo para que pueda destriparlo a gusto, plis.

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